¿De qué podemos hablar, escribir o reflexionar?
De muchas cosas que descansan frente a nosotros.
Están muy cerca de tocarlas y mejor de vivirlas.
Aparecen como simples, sin mucho que pedirles.
Algunas son pequeñas y otras pueden magnificar.
Un pequeño insecto realizado para admirar.
La hoja que cae del árbol está convertida a un perfecto diseño.
La piedra descansa junto a la rivera de un río.
La pequeñísima flor que no podemos pasar por alto.
Porque su grado de perfección es magistral.
La amarilla mariposa que vuela con rumbo diverso.
Posándose donde menos esperamos para apreciarla.
La línea del lápiz que se mueve dibujando al ojo que nos mira.
La antigua llave que abría puertas enormes.
La voz que sabe cantar para movernos el corazón de emoción.
La antigua foto que muestra cómo fui de niño.
La risa hecha ayer y diferente a la de hoy.
El aplauso que quiere escucharse infinitamente.
Porque quien lo provocó cantó como algún ángel.
El mar que regresa y se va dejando su saludo.
El paisaje que se viste de sol para hacerlo infinito.
La hoja en blanco que espera no ser rayada.
O el chocolate que se porta mejor con su amargura.
La ropa que tanto se viste de colores vibrantes.
El 1, que resultó único entre tantos números.
La luna que se ve mejor en la oscura noche.
Amor la palabra que te abraza cuando la dices.
Suspirar te permite crecer cuando lo haces.
El cielo que se aparta de estas pequeñas cosas.
Ñiko
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