Por el camino de la evolución.

Sabemos que vivimos tiempos muy diferentes.

Llenos de adelantos tecnológicos que nos asombran.

Esa llamada “inteligencia artificial” que a muchos nos preocupa.

Porque es como poner a prueba al ser humano real.

Decir que eso creado, se comporta de manera más inteligente.

Y que tal vez, en un futuro no muy lejano, dominará al planeta.

Estoy convencido que le faltará lo que también muchos seres vivos no tienen.

Esa sensibilidad llamada amor.

Respeto por lo que otros pueden hacer.

Y no creer que ellos son los más brillantes e inteligentes.

Que siempre tienen la razón y que a los demás les falta.

Dicen querer y en la realidad no saben como hacer para demostrarlo.

A lo largo del tiempo los humanos han puesto a prueba el cariño y el afecto.

Hoy cuesta mucho mantenerlos en activo.

Los principios emocionales se han deteriorado tanto.

Ponemos los intereses particulares por encima del querer.

Y lo peor es que nunca reconocen sus errores.

Para estos seres todo es así y no hay manera de cambiarlos.

Por eso la “inteligencia artificial” tiene un panorama excelente para dominar.

Siendo capaz de no amar a los que van a controlar.

Y ellos se dejarán, en la búsqueda de ese sentimiento deseado.

Y casi perdido por lo material y la falta de principios.

El humano seguirá creyendo que somos lo máximo.

Pero, ya la evolución se va olvidando.

Nos ponemos a prueba recordando y tratando de hacer historia.

Sin embargo, esta es cada vez más lejana.

Tan fácil que es demostrar el afecto y ser amorosos con nuestros semejantes.

Podemos dañar a alguien con un simple acto impensado.

Y lo peor, no darnos cuenta y continuar como si no hubiera pasado.

Lo más tremendo es que quienes hacen daño se olvidan.

Sin reconocer, jamás lo hecho y su falta de amor y cariño para otros.

Que pena que la evolución humana esté en crisis.

Porque ya va a costar mucho seguir hacia adelante.

Hablar se vuelve complicado y cada vez son menos palabras las que conforman el lenguaje.

Le pido a la evolución que no nos abandone, porque existen seres que la respetan, todavía.

Ñiko