A lo largo del tiempo se producen cambios.
Cambios de las estaciones climáticas.
Y estas nos ponen a prueba.
A veces sentimos mucho calor y pensamos que es el sol.
Que envía su energía para hacer que lo que ayer era de una manera hoy será de otra.
Lo real es que nunca estaremos de acuerdo completamente.
Queremos frío cuando es verano y su inverso.
Si es invierno pedimos al sol nos dé más de su calor.
Hoy se ha portado el clima hostil para con nosotros.
No hay sol y sí un aire que congela.
A ello le sumamos los espacios habitables llenos de humedad.
Por una parte, otros abiertos sin que podamos disfrutar y guarecerse.
Si estamos en un espacio con algo de poco calor.
Y salimos al ambiente del instante, pedimos regresar pronto.
El frío es inesperado porque no le queremos.
Pero él se impone y hace temblar nuestros cuerpos.
Reconozco que el invierno hace que el vestir sea más elegante.
Y sin embargo, necesitamos ropas que nos protejan.
Por otra parte, las manos se congelan si no están cubiertas.
Quiere decir utilizar guantes que no son algo cómodos.
O mantenerse dentro de un lugar con calefacción.
Eso para olvidar que el frío nos agrede.
Y sentir que somos normales.
Este día se mostró fuerte en su mediodía.
Y seguros estamos, que la noche se volverá más invernal.
Incluso la neblina que hacía mucho no se dejaba ver hizo presencia.
El paisaje se borró de nuestra visión.
Todo estaba convertido en un gris claro y sin intención de desaparecer.
El frío ya está entre nosotros y dudo que se deje dominar.
Seremos sus acogidos durante varios meses de este comienzo de otro año.
Ñiko
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