Todos esos seres que fueron y siguen siendo.
Gracias a esta fecha que le rinde tributo de recuerdo.
Se crean altares con sus ofrendas para hacerlos presentes.
Por doquier vemos esta actividad manifestarse.
Colores y flores se acentúan por doquier.
Las más bonitas se nombran cempasúchil.
Con un olor peculiar y colores de amarillos intenso a claros.
En el llamado altar se colocan fotos y objetos apreciados por sus representantes.
Todo está en función del Día de Muertos.
También oímos que le dicen Todos los Santos.
Pero más novedoso el primero.
Se adornan todo con papel picado.
Que tan importante como las flores.
Se que en algunos lugares se disfrazan.
Pero eso, creo no es parte de la tradición tan de antaño.
Este día, inicio del mes de noviembre, se hace especial.
Además de que las panaderías dan vuelo con su “pan de muerto”.
Así es un reto encontrar esos regalos al paladar de calidad única.
Lo importante es que se mantiene para reafirmar lo ancestral de este ritual.
Es importante para preservar el recuerdo.
Sobre todo de aquellos que se fueron a su descanso obligado.
Por suerte se mantiene y casi todo el país se apresta a celebrar.
A esto se suma las imágenes artísticas de la calavera nombrada catrina.
Vuelta imagen de los humanos vivos y para identificarse con la tradición más actual.
Sin dudarlo, son instantes llenos de imaginación y arte.
En honor y memoria de los que fueron parte de nosotros.
Las flores se tornan el camino para facilitar su llegada.
Y cada espacio de este instante es un dechado de belleza.
Gracias a todos por hacer posible tanta hermandad y gusto por siempre.
Ñiko
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