24.9.24

Hay más de la Calle 23

Así pasaron varios años y comencé a trabajar en el ICAIC (el instituto de cine).

Eran finales de los 60s.,exactamente 1968.

Y como una especie de embrujo la calle 23, estaba dejándome pasearla.

Pude estar más tiempo vinculado a este lugar.

Corría 1970 y desde esa fecha pude trabajar en la Cinemateca en otros espacios.

Por supuesto en la tan mentada calle 23.

Para asegurar lo que cuento también hubo un cine 

con nombre 23 y 12.

Allí se hacían exposiciones y ambientaciones del cine.

En esa esquina había una pizzería que nos alimentaban 

de cierta manera.

Era parte importante de nuestra cotidianidad.

Todo esto se produce a inicios de la década del 70.

Aunque también, en 1969 trabajamos en una exposición monumental.

Era el llamado Pabellón Cuba, para exposiciones diversas y diferentes.

En esta ocasión servía para mostrar el quehacer de la gráfica política.

Era el Salón Nacional de la Propaganda Gráfica 26 de julio.

En este lugar trabajé en diferentes aspectos del lugar.

Entre ellos el diseño de la fachada del edificio.

Un trabajo complejo y muy llamativo.

Hecho con estructuras de metal formado un entramado.

Todavía lo recuerdo como si lo hubiera realizado ayer.

También realicé varios otros espacios de la exposición.

Volviendo al Instituto de Cine fue el inolvidable lugar 

que más disfruté.

Allí diseñaba los carteles que hoy son “Memoria del Mundo” 

por la UNESCO.

Recuerdo otro espacio que trabajé en muchas ocasiones,

El llamado cine Yara con su vitrina para anunciar los estrenos de películas.

Este en las calles 23 y L, frente a la heladería Copelia.

Y para finalizar este recuento de la memoria.

El cine La Rampa donde creaba diversos ambientes para los filmes 

que se estrenaron.

Y para concluir también estaba en la calle 23 y su otra calle O.

Muchos recuerdos que han movido el corazón para sentirnos vivos.

Y pensando en cuánto me regaló esa calle 23.

Y todas las actividades que pude hacer ejercitando la creatividad.

Creo que fue una época imborrable y necesaria para estar 

con fuerzas ahora.

Los recuerdos nos hacen mejores humanos.

Gracias por todo calle 23, nunca te olvidaré.


Ñiko


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