3.12.23

Un pequeño hábitat de mariposas y flores.



Cerca de la casa existe un lugar lleno de flores.

Esas son especiales y coloridas.

Supongo que olorosas, también, porque están llenas de mariposas, variadas.

Las mariposas vuelan descansando en cada flor.

Ahí se repletan del néctar necesario para su vida.

Y le dan otra significación a ese lugar y su calle.

Es tan hermoso ver esa combinación que no puedes dar crédito a que ocurra.

Las mariposas que llegan a sus flores son una obra de arte.

De todos los colores y formas que le ayudan a ser diferentes.

El lugar cambia con estos seres dándoles otro aspecto al lugar.

Pasas caminando o en coche y sabes que verás algo especial.

Te detienes a observar el resultado de esa combinación de la naturaleza.

Y tu ser se siente agradecido y en calma.

Todo lo contrario de cuando los eliminan.

Te preguntas cómo puede alguien quitarle lo bello a ese momento de cada día.

El verlo nos hace palpitar nuestro corazón.

Y sentir que ese instante es único e indispensable.

Imagino que las flores y las mariposas se enamoran mutuamente.

Y deben estar complacidas de sentir lo que nosotros.

Es inigualable poder apreciar el vuelo de las mariposas y el movimiento de las flores.

Hasta el aire se vuelve especial para darle otra vida al lugar.

Pedimos que aunque no estén sean capaces de regresar.

Y que las mariposas no se enojen y vuelvan con sus necesarias flores.

Porque cada paseo es un repetir de lo bonito que se guarda tan cerca.

Verlo es alimentar la imaginación y los días que vivimos.

Estén siempre, es el más sincero de los pedidos.

Ñiko

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