Pensar como se ha vivido.
En tiempos remotos, el humano vivía para alimentarse.
En un instante descubrió que tenía que entretenerse.
También en un momento se escuchó tarareando.
Tanto la llamada ella, como él se acercaron.
Y descubrieron otra manera de pasarla entretenidos.
Sin mucha conciencia, ella se vio cuidando lo que había creado.
Su él, se lanzó a las praderas en busca del sustento diario.
Comenzó el trabajo que se desarrollaría hasta gastar todas las energías.
Tal vez, apareció el chiflar, como sustituto de la posterior música.
Y ella y él se acercaron dándose un abrazo que tampoco conocían.
Llegó el baile y otra manera de pasarla.
El chiflar provocó a la melodía y con ello comenzó lo festivo.
Él trajo una pequeña fruta como regalo a su ella primitiva.
La olvidó y por error la exprimió y surgió algo parecido al vino.
La curiosidad hizo que la probaran y así fueron organizándose.
Bebida y comida por extrañas circunstancia se unieron.
Ella y él cambiaron en su relación.
Y apareció como magia la alegría.
Y con esta la necesidad de relacionarse con otros ellos y ellas, primitivos.
Todo fue complicándose y la obligación de control se volvió imperiosa.
Ellos y ellas buscaron en las alturas un alguien que los cuidara.
Pero a la vez, obligara a ser buenos y cumplir con lo que se avecinaba.
Un Dios primario se presentó y todos lo respetaron.
Claro, que algunos de ellos se dieron cuenta que podían vivir a su costa...
De esos que creían y se dejaban cuidar.
Entonces era necesario un espacio.
Donde acoger a quienes querían protección.
Y alguien que le representara y le dieran sus ideas.
Las ideas se hicieron masivas y fueron para controlar.
Aquellos ellos y ellas se unieron a través de esos espacios.
Incluso fue indispensable demostrar, a través del vestir, la pureza.
Ya no continuar en las condiciones sin ropajes.
Había que ocultar todo lo que podría provocar al pecado.
¿Y cuándo surgió ese tal pecado?
Quién le dio esa significación tan aberrante.
Imagino que hubo un primer y visionario empresario, diseñador de ropas.
Con esto, nadie o mejor todos, se prestaría a no mostrar, lo que ni se veía en sus tiempos.

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