6.1.20


El sol de la mañana. 
Hace frío y un algo de brisa.
Las luces lejos de brillar se sienten y ven grises.
La noche se va retirando y dejando a la mañana demasiado fresca.
El frío está en cada parte del despertar.
Difícil encontrar algo de calidez para aplacar al clima.
Al respirar el aire deja un aliento helado que molesta.
Incluso los sonidos se aprecian de otra manera.
Parece como si una capa de hielo los protegiera.
Sacando sonidos diferentes a los reales.
El sol todavía no se ha decidido a cambiar lo helado.
Aunque ya la noche se fue hasta terminar la madrugada.
Pero unos débiles rayos se van posesionando del ambiente.
Lo que sentimos va disfrutándose.
El frío lucha por mantener su estado contrario al sol.
Y lo más probable es que cambie a la mañana, que ya se deja ver.
El suave calor comienza a desaparecer al fresco que molesta.
El calor llena de apacible bienestar.
El paisaje brilla derritiendo al frío, que estuvo hasta el comienzo del día.
Aunque todavía al respirar no se huele al calor que se avecina.
Pero, poco a poco se está preparando para imponerse.
El frío extremadamente débil se va retirando y escondiendo para aparecer en la tarde.
Lo real, que estamos en tiempos de otoño.
Y que su presencia ayuda a preparar al invierno que está junto a él.
Podremos esperar extrañados que en el transcurrir del día sintamos calor.
Porque estos llamados cambios climáticos permiten sentir a cualquiera de ellos.
En estos tiempos el sol que aparece es demasiado tenue.
No hay algo que lo haga calentar para retirar al frío de la noche.
Sabemos que es una masa de fuego acalorando al ambiente.
Pero sus efectos no llegan hasta este despertar.
La mañana va a hacer lo posible por cambiar lo helado.
Dando al sol una presencia que todos necesitamos.
El sol con su fuerza natural se impondrá y el frío asustado se irá.

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