La esperanza.
¿A que le damos esa asignación?
Tal vez, sea como otra
manera de la espera.
La confianza es un sinónimo
de esta palabra.
Y es ese algo que deseamos
pueda volverse realidad.
Ayuda al vivir infundiendo
deseos de tener.
También es como creer en ese
alguien que está.
Y estar seguro de que nos
brinda su buena voluntad.
Con la confianza se logran,
al parecer, muchos deseos.
Incluso se dice que la
esperanza es lo último que se pierde.
Esperanza también puede ser
el nombre de alguien.
Es casi estar seguro que
puedes realizar lo que necesites.
Y hasta más allá de lo
posible.
Tener esperanza es dar un
poco de estímulo al vivir.
Dándole mucho a lo que se
presente, en aras del bienestar de uno.
Ese llamado bienestar se
mueve entre la lógica y su falta.
Pensamos que todo puede
salir bien si la usamos en cualquier ocasión.
Transita entre lo religioso
como la fe y su contrario.
Por algo se le considera una
virtud teologal.
Es también, compañera
indispensable de la fe.
Cuando alguien está pasando
por una situación nada bien, la esperanza le ayuda.
Creemos y estamos seguros de
que se saldrá de cualquier dificultad.
Al continuar y evitar lo
inoportuno.
La esperanza es mantener lo
positivo del vivir.
Generalmente, hasta los
colores se asocian a estos aspectos.
Y el verde es el que tiene
esa condición para sentirle.
La esperanza pone al futuro
en las manos de quienes le hacen culto.
Y dependiendo de su certeza
se puede salir airoso.
Infunde tranquilidad en el
transcurrir de todo lo que tenemos.
Y lo que deseamos para
nuestro mejor estar.
Puede ser que la esperanza
sea una manera del humano para mejorar su hábitat
Lo real se impone y en
muchas ocasiones deja a la esperanza esperando.
Mejor comportarse con ganas
de vivir bonito y todo saldrá sin complicaciones.

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