11.12.18

Una espina clavada en el corazón.
¿Sería posible que ocurriera?
O simplemente, es una expresión por algún motivo.
Imposible que eso ocurriera y siguiéramos en activo.
Aunque sabemos que la vida te da oportunidades.
Y da sorpresas que nos asombran.
En realidad es una expresión que tiene una explicación.
Relacionada con algo de dolor.
De ese alguien que nos lastima.
Que puede llegar a producir una penosa herida.
También se asocia con el rencor.
Depende de quién es capaz de dañar con demasiada crueldad.
Pensaríamos en esa imagen del corazón clavado por una espina.
¿De cual árbol sería su imagen?
Un rosal de flores blancas, para que se vieran más.
Lo cierto... que es un daño lastimoso.
Es indudablemente una metáfora verbal.
Que está hecha para pensar en imágenes.
Y si esa espina está clavada, ¿Cómo podemos eliminarla?
La inteligencia y la reflexión ayudan a que se desprenda.
El corazón sigue en su latido con o sin espina.
Y más que es solo una manera del pensar.
Lo asociamos a un daño que hace al corazón sufrir.
Y claro, realizado por alguien que se estima o quiere.
En fin, los humanos inventamos o damos a las palabras, las soluciones.
La espina se vuelve un agresor de los sentimientos.
Y se le da la connotación que debíamos resolver nosotros.
Con inteligencia y bondad, creyendo que no es mucho lo dado.
Espina veámosla y solo eso.
No tocarla es lo mejor que podríamos hacer.
Ella, por si sola jamas se clavará en ninguna parte del cuerpo.
Y mucho menos, en el corazón vivo y palpitante.
Cada palabra y sentir del pensar, estará... en su justo lugar.

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