El reflejo del espejo
Cuanta atención se espejea en ese reflejo.
Esa, la atención observa con sumo cuidado.
Se mueve buscando verse en el reducido marco.
Mira desde arriba y se detiene en el lado inferior.
Lo que vemos es como si la figura que está, se quiere marchar.
No espera, está inquieta y un poco nerviosa.
Parece que en cualquier momento dejará de estar reflejada.
Los ojos atentos buscan la figura, que se ve como a la espera.
Se mira, y pregunta ¿quién está detrás del cristal y en su frente?
Cada movimiento se apura en hacerse similar.
Y con ello, lo que se puede apreciar en cada parte del espacio.
Junto a la imagen principal, aparece una mesa.
Y sobre aquella una serie de objetos desconocidos.
Y una foto, que se parece mucho al que está mirando su reflejo.
Algo que se diferencia es la imagen de un ramo de flores.
Y su envase al que le llaman florero.
En el interior o como hacia atrás, se hace más nítida la luz.
La realidad, está comparada con lo que se repite en el espejo.
Una ventana aparece constreñida en el fondo.
Y la luz la hace más grande.
Lo que afuera de ésta está mostrándose, comienza a perderse.
Los sonidos exteriores se escuchan, pero no tienne que ver con
el movimiento de ese algo de viento llega a darle vida.
La luz proyecta algo de sombra aparente.
Y ésta, se dibuja en el rostro reconocido que observa.
Un suspiro le protege y le dice que es tiempo de moverse.
Todo lo que se presentaba y ponía a pensar lo vivido, desaparece.
Ya el reflejo se perdió, no está, ni tan siquiera tímido.
Y la imagen buscó su lugar en otro espacio, en el que se verá adornada por lo no reflejado.
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