12.6.11

Línea de vida

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Todo es oscuro. Me deslizo por una especie de conducto. Oigo ruidos. Veo todo de cabeza. En un instante siento un golpe y las lágrimas me son descubiertas. Grito. Chillo. Unas manos me cobijan y limpian mi cuerpo. Tengo sueño y algo tibio me llena la boca.


Han pasado muchos días y siento como el suelo se va alejando de mi. Juego subirme a un árbol. Me acompaña un perro manchado que le nombro y me responde por "Hatuey".


Ante mi las letras se van acomodando y descubro palabras que quieren hacerme conocer. También están los números, pero no me gustan tanto. Hay una niña que juega conmigo, pero por qué me late con tanto esfuerzo mi pequeño corazón.


La casa que habito está llena de enormes "mangales". Una vez, oí que mis padres tenían problemas para conseguir dinero. Me posesioné de unas frutas y las vendí. Fue la primera vez que mi padre me pegó. Recuerdo que me dijo: estás no se venden. Se regalan. No se dio cuenta lo que significaba este gesto para con ellos. Y tras muchos años, para mi. Fui un niño tranquilo y hasta bueno. Amé a mi madre con enérgico cariño. Me acompañaron hermana y hermano.


Crecí y me fui alejando de estas emociones. Cometí los mismos errores de la adolescencia. En ese listado, la mayoría.


Temprano me asaltó el interés por el trabajo. Tuve suerte de que mi padre laboraba en una agencia de publicidad. Ahí descubrí mi pasión. Cuántas especulaciones hice con mi vida. Llegar a crear imágenes como parte de mi obligación era la meta. Empecé a subir y llegué a lo más alto en el país con forma de cocodrilo. Logré convertirme en una pieza admirada en la creación de carteles para el cine. Sufrí y disfruté cada obra que aparecía, a pesar de las enormes dificultades.


Los estudios fueron llenándome. Llegué a la universidad y me envolví en la historia del arte. Como la mayoría de los adultos conocí a la mujer perfecta. Mi otra mitad. Después me di cuenta que todo era común y por supuesto engendré hijos. Y la perfección se volvió cotidianidad y aburrimiento. Viajé. Conocí otras historias. Apareció en el camino otro amor y sucumbí. Lo disfruté hasta que llegó su término. Decidí explorar otras tierras que me deparaban otra vida. Me convertí con más seriedad en formador de jóvenes gráficos. De nuevo tropecé. Está vez con la mujer que sería para siempre. Fui más feliz que antes. Pero de nuevo me equivoqué. Nos dijimos hasta luego, sin embargo el amor se quedó conmigo acompañándome. En esta apresurada narración de muchos años de vida me queda el recuento de haber realizado algunos cientos de trabajos que serán mi historia y obligado recurso para que no me olviden.


Ñiko


Línea de vida - Curso cartel y creatividad / Amarillo / 27 y 28 mayo 2011 / Xalapa, Veracruz

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