19.4.09

Comienzo y fin del punto. Imágenes gráficas de Lázaro Gracia

Tal vez, veo que el sol comienza a salir. Hay luz de diversos colores. Un punto de color ocre empieza a multiplicarse. En su reproducción se hace de variables y coloridas manchas, arrastrando líneas dibujadas como formidables imágenes de traviesas parejas que se abrazan, tocan, se adoran, besan en la clara y azulada penumbra. El juego de las formas arrebata la intenciones del pensador, sentado en hermética pose. Se oye el batir de alas de un ángel con cuerpo de mujer, aglomerado en su necesidad, en su posición de escaparse del reducido formato. Solo la multitud de puntos esparce su gusto por el paisaje de bloques, estallidos de fuego de artificios que se enredan en su espesor, provocando a los puntos por la derecha y terminando por la izquierda del paisaje, que hacen tronar los recuerdo del gráfico poeta, esforzado por exponer la nostalgia de su tiempo, ordenado, a veces frágil, pero oculto en la inmensidad de su espacio, que quiere y requiere mostrarnos, una y otra vez, cómo es el hacedor de imágenes olvidadas, arrebatadas a los días y las noches, cortadas por el ángulo de su peligrosa cuchilla.

Se apaga por un momento la historia y todo queda quieto, esperando ser rescatada de nuevo para los ojos de sus admirados amigos. Solo nosotros le daremos, de nueva cuenta, su eterna vida en esta veintena de rectángulos en movimientos, de figuras, colores y los necesarios puntos que comienzan y terminan con su proyecto de esperanza. Poco a poco, brilla la luz de sus puntos y va apareciendo el fin de sus ocres impresiones, de las piruetas de sus líneas que se van dibujando, reflejando como espejos de sus artificios, en un mundo mixto de pedazos de papeles, pinceladas acrílicas de sus propios colores, tintas que se enciman en busca del agujero por donde entrar y quedarse para siempre.

Este menos joven de barba cana, rala y pintada de sus coloridos sobrantes, repite el cuento que queremos oír en sus cuadernos de notas, que se acercan al final de sus desvaríos. Él, nos enseña el recuerdo de su identidad de tropical presencia, de su islote de ayer que quiere y deja ser apreciado. Él, que se confunde con la "gracia" de su apellido y que conservará, hasta el fin de estos puntos, su eterna melancolía por la pasión de las imágenes gráficas, que delimita, certeramente, como diseñando su paisaje y nunca dibujándolo o pintándolo. Tal vez parezca una paradoja, pero este comienzo y fin de sus múltiples puntos son también, su confirmación y resurgir como creador, retornándolo a la sentencia bíblica de un Lázaro, "levantado y andando"

Palabras de presentación para la exposición "Comienzo y fin del punto" Galería María Luis Ferrari, marzo 16 de 2001, Xalapa, Veracruz, México.

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