16.5.08

Polisemia de la imagen

La polisemia es la propiedad que poseen las palabras que tienen varios significados. Procede del griego poli, que quiere decir mucho, más sema que es significado. Así la palabra araña puede ser entendida como lampara de varios brazos o el insecto arácnido. Todos los diferentes significados de las palabras polisémicas se mantienen bien definidas sin equívocos a la hora de hablar o leer, siendo el contexto el que le da su real acepción.

La imagen también posee un carácter de polisemia, quiere decir diversidad de connotaciones, en tanto de contenido y de forma. La imagen para un diseñador gráfico es un producto que resulta de su capacidad de crear formas acompañadas de colores, tipografías e ideas.

No concebimos una imagen que no esté cargada de intenciones, pero también de su capacidad de ser multiplicada, de ser impresa por cualquier medio de reproducción. En ese momento la imagen se hace indispensable, puede ser llenada por una actividad social o comercial, útil o inútil, efectiva o por puro placer estético.

Siempre la imagen gráfica está supeditada a su necesidad de multiplicarse; recordemos, en la historia de las artes, al grabado como expresión máxima del objeto gráfico multiplicado. Este producto del arte, se mantuvo, por mucho tiempo como único y necesario objeto de atención en su esencia reproductora.

Por otra parte, el momento que completó la presencia de la imagen, en su papel de objeto reproducido y multiplicado, fue la invención de la fotografía, que es un modo de fijar el carácter reproductor y masivo en la plasmación de la realidad objetiva de una imagen gráfica. Ésta puede ser aplicada en su esencia realista, en nuevos y efectivos medios de comunicación, como periódicos, revistas, etc. o como carteles, postales y todo la inmensa gama de artículos que requieren de la imagen como identificador y codificador de la forma gráfica en cualquier comunicación visual.

La imagen adquiere, en la época moderna, un carácter masivo que la lleva a su casi anulación visual. Hay tantas imágenes, que ya solicitamos con urgencia la necesidad de ser selectivos. Por supuesto, el papel de la comunicación, que refiere y contiene cualquier imagen gráfica, está dada por su capacidad de utilizar a la imaginación como un proceso de creación, apoyado por la percepción, que es un instrumento que explica, también, el carácter lúdico de la visión y de nuestro consciente. La percepción, estimula y a la vez engaña a los resultados formales que esperamos ver de una imagen. Hablamos de un proceso sensible, indispensable para entenderla, para poder sacar lo más exacto y cercano a un ejemplo de inequívocos. Lo concreto de una imagen es su carácter formal; pero, tal vez, lo más importante sea su capacidad polisémica. La polisemia Si en la gramática quiere decir que una palabra tiene varios significados, en relación con la imagen, esta se comporta con esa misma connotación, pero existe un poder transformador de manera ordenada y consecutiva, cambiante y exploratoria.

Una imagen puede ser leída de varios modos. Puede ser interpretada con diversos contenidos, pero, lo singular es como esa imagen simple, cualquiera que sea, es elaborada, explorada, socavada hasta su infinitud y aportar un sinnúmero de posibilidades formales y por consecuente, de contenidos.

La polisemia de la imagen se da por su factibilidad con el objeto icónico, o sea podemos crear una representación de identidad con un simple signo letra; llevarlo hasta su máxima explicación y por tanto, mostrar una tipología con un resultado fundado en un método de exploración y de observación.

Como la imagen posee, también, el carácter polisémico, es decir, puede presentar una diversidad de connotaciones, primero de forma y después, obligadamente de contenido, procuramos aprovecharla como forjadora de una determinada identidad. Decimos esto, porque cualquier imagen se presenta con su capacidad de mostrar su imagen como objeto visual. Es lo que nos llama la atención, para después encontrarle su contenido, su significado, que puede ser de lenguaje, que explica la intención de una idea, facilitando la comunicación en su mayor amplitud con el receptor.

Intentaremos corroborar y ejemplificar esta carga de polisemia que portan los signos tipográficos y que se convertirán en una demostración de imágenes con su correspondiente carga de contenido, tan variada como se pretenda significar.

Disfrutemos en su visualidad, la forma en que se comporta una letra. Partamos de la selección y estudio de las familias y tipos que más nos interesen, por las posibles soluciones que nos presenten. Cada letra esta diseñada, dibujada como una unidad independiente que a su vez contiene un parecido, un obligado parentesco entre ellas, guardando un comportamiento interno para su propia significación. Hay una similitud entre las líneas que conforman su figuración repitiendo sus aspectos de coherencia formal entre todas las letras de una especifica familia tipográfica y sus correspondientes tipos y puntajes. Lo que se tiene que mantener es la integridad de la letra seleccionada, pero ayudando al propósito de la polisemia con una aplicación compositiva, ayudada por movimientos de simetría que produzcan un resultado unificador, donde la letra se esconda en su nueva forma. Esto facilita su capacidad en la nueva composición que aparece por la unión de una o más letras que permiten encontrar un resultado diferente en cada búsqueda. El fuste delgado se repite o se engrosa al ser unidos entre sí, presentándose como continuidad visual al equilibrarse cada una de las partes que se tocan. Una curva se enrosca en ella misma, provocando una especie de espiral cinética. Así, van apareciendo formas, que en su simplicidad, la sola letra no contiene, pero sí al asimilar la figura polisémica, permitiendo en su aparición, todo un efecto formal, que destacará los resultados deseados.

Una buena composición requiere de una cuidadosa observación, pero también de un trabajo de acomodación de las partes (cada letra) seleccionadas. Cuando los espacios, vacíos o repletos, están produciendo una imagen diferente a la creada en su inicial composición, y los gruesos de estas líneas se repiten de manera armónica, se acude a una especie de ventana, proporcionalmente de menor tamaño que la composición, permitiendo una exploración por el conjunto de letras organizadas y que conocemos como exploratoria. Es un cuadrado físico abierto sobre una hoja blanca de papel o cartulina, que hemos fabricado en el centro de ese formato, de una dimensión de la tercera parte del total de centímetros de las imágenes que fueron generadas por la composición, para buscar la diversidad de encuadres, asumiendo cada uno de estos pasos los resultados para poder ser cómodamente exploradas, brindando un nuevo e interesante producto gráfico, con su indudable carácter polisémico y su pluralidad de significados.

En esa pluralidad están marcados los variados elementos formales que van apareciendo y que llegarán hasta una cantidad considerable de nuevas propuestas. En este caso, tomaremos solo seis encuadre generados de la composición inicial, para así, limitar el ejercicio de exploración y también su fácil explicación en cuanto sus nuevos resultados.

Si las letras tienen, aproximadamente, diez centímetros de tamaño, ellas se mezclarán entre sí produciendo una imagen sorprendente, clara, armónica, de una belleza gráfica que nos reclama una continua exploración, todavía más atractiva. Con estos encuadres se logran otros significados en las formas. Las imágenes aparecidas estarán protegidas por una línea que delimitará su forma espacial. Otro paso, en la polisemia de la imagen, será el restarle importancia a es margen lineal, que enmarca las variables de las distintas composiciones surgidas en la exploración del cuadrado-ventana, apareciendo así, otro conjunto de significados y su nueva apreciación polisémica.

Las leyes gestálticas de la percepción han sido una razón convincente de como el ser humano asimila y le da una explicación a las formas en su proceso visual. Una adecuada manipulación de los conceptos de teoría de la forma permite explorar con mayor interés a las composiciones que hemos trabajado y que en el afán de sintetizar el buen entendimiento de este razonar, se tomó una sola de las variantes obtenidas, de las seis que se resolvieron de la composición inicial. Aquí, en esta parte del ejercicio se aplicaron los conceptos de teoría de la forma: negativo-positivo, cerramiento y borde.

El concepto de positivo es ambiguo, porque este, se encuentra predeterminado por el producto original de la composición. Veamos: si diseñamos un espacio, delimitándolo con líneas de varios calibres, en negro sobre fondo blanco, este se convertiría en positivo, si no tuviéramos otra referencia visual. De manera contraria, al pasar lo que esta en negro a blanco y lo que aparece como blanco, tomara el color negro, entonces estamos en presencia de una configuración en negativo.

Pero una u otra pueden ser las originales para pasarlas, indistintamente, a positivo y negativo o sea la positiva sería también negativa y su contraria asumiría su positividad o negatividad. Llevándonos a plantear, que para poder afirmar que una composición, de determinadas formas, sea positivo o negativo, será indispensable, que estas sean mostradas a la par, una frente a otra, una sobre otra o una junto a otra, así podremos valorar con más exactitud cual es positiva o negativa, aún conservando los fondos negros o blancos, por lo que siempre mantendrán su indiscutible dualidad. También, se tiene un recurso gráfico de suma variedad y fuerza visual.

El otro concepto, el de cerramiento está dado por la eliminación de contornos continuos, que van dibujando en su totalidad a la imagen. Se refiere, de hecho, a un contorno virtual, simulado, que produce una continuidad en los vacios entre líneas que construyen a la imagen gráfica.

El concepto de borde es más propenso a la especulación de líneas, que se mueven dentro de la composición y que producen una alteración visual, dado por un desplazamiento de partes, que asumen su imagen positiva y negativa. Este concepto es una especie de resumen de los anteriores expuestos.

Al llegar a esta parte del ejercicio estamos procurando una diversidad de estímulos formales, que nos van a capacitar y permitir mayores recursos visuales-formales, para acercarnos a una imagen que nos permite interpretar con mayor contenido cualquier estructura de recursos en cuanto la forma. Una explicación para una identidad formal, graficada, con más facilidad de asimilación y de comunicación, no puede estar desligada de todos estos atributos formales que se requieren en una imagen de identidad gráfica. Facilitando su creación con un método de diseño y exploración de todas las técnicas a aplicar en el resultado de ese trabajo.

Con estos ejemplos de aplicación se concluye el ejercicio de polisemia de la imagen gráfica. No pretendemos hacer una apología de los resultados, pero creemos que mostrarlos, en su calidad de realización, de creación y de comunicación, permitirá ser más explícito para su entendimiento, logrando un aporte en el trabajo de la búsqueda de cualquier imagen de identidad gráfica, en particular del elemento que pueda ser identificado como logotipo.

Simplificando el proceso de creación se ayudará a la capacidad aleatoria de la inteligencia y del yo especulativo de cada estudiante. Sin perdernos o alejarnos del recurso del método para encontrar las formas y las ideas que servirán de reconocimiento del todo gráfico.

Por lo general, el estudiante joven, carece de recursos de contenidos, de una educación formal que lo capacite para enfrentarse a una actividad profesional con calidad, imaginación y de la absoluta seguridad en sus resultados. Este ejercicio de polisemia de la imagen gráfica, los sitúa en el campo del hacer gráfico con infinidad de alternativas, de manera variada y claro, que con la calidad que se necesita para poder competir en el mundo laboral de cada día.

No hay comentarios: