20.1.08

Arte contra diseño, diseño contra arte

Comenzar a andar por el difícil camino del arte, abriendo las puertas de los ísmos que han conformado su historia; sacarlo de los límites que obligan al mero análisis de introspección formal, dejando espacios para asimilar otras formas de arte y sus contenidos; de esta manera se pondría en peligro la existencia misma de lo artístico, entendida ésta como la manifestación de las artes plásticas que vincula únicamente a la pintura. Además, de que se estrecharían los conceptos de lo llamado plástico, sin lugar a dudas los artistas preocupados por borrar esa distancia entre la pintura de caballete y las mal llamadas artes aplicadas se sentirían que no han llegado a ningún resultado de apreciación visual.

Dentro de esos esquemas el Diseño Gráfico ha sido encasillado, etiquetado por algunos críticos de arte, artistas, público en general y hasta diseñadores gráficos, como una actividad eminentemente técnica, alejado del denominado arte, sin querer percatarse de que éste ha participado en la historia de las artes visuales, fundamentalmente desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días.

El diseño gráfico, sin temor a equivocarme, será el arte necesario de este siglo, por ser claro, conciso, dinámico y sobre todo imaginativo. La exploración y confrontación entre diseño y arte es, sin duda, el parteaguas de la cultura visual moderna. Pero, si fuéramos justos nos daríamos cuenta que el diseño esta presente en todas las manifestaciones de la vida moderna, desde la era industrial, donde se tomó interés por el diseño, surgiendo escuelas que promovieron movimientos ideológicos y plásticos de notable significación. Cabe señalar la interacción entre arte y diseño industrial y gráfico, tomando como importante exponente de esta unión a William Morris y su “Art and Crafts”. Recordemos las aportaciones al surgimiento del artesanado, de los valores gráficos aplicados al diseño de libros y tipografías. La máxima conjunción entre arte y diseño gráfico, aparece con fuerza en el Art Nouveau, donde los elementos naturalistas, orgánicos, dentro de un juego de líneas onduladas, estilizadas, de colorido suave, armónico, aparecían, lo mismo en una fachada o interior de un edificio, una silla, una lámpara, una ilustración para un libro o un bello cartel; donde el diseñador alborotaba los espacios vacío y los saturaba con las imágenes de mujeres hermosas, promocionales de cigarrillos. Solo recordemos, esa unión entre historia, diseño gráfico y arte en las creaciones del checo Alfonso Mucha.

Es curioso que se pueda poner en duda la interrelación del Arte y elDiseño Gráfico cuando a lo largo, y en los inicios de esta manifestación, diseño gráfico, se encontraron presentes los que “sin duda eran, ante todo, llamados artistas”: Cheret, Lautrec, Manet, Bonart, Warhol, etc., que participaron y son considerados parte activa del Diseño Gráfico Moderno y del Arte Pictórico.

Todas las escuelas o vanguardias artísticas de este siglo se incorporaron al diseño gráfico como recurso de presentación, los que exigían un culto a la inteligencia, de manera más viva y dinámica, para sumarlas al desarrollo de la vida moderna, cargada de la necesidad de “vender” mensajes. La Escuela Bauhaus como innovadora y revolucionaria en la concepción de las ideas del arte y su solución con lo artesanal, encontró un fuerte camino de expresión en el diseño gráfico, donde figuras como el pintor húngaro Moholy-Nagy dejaron ejemplos notables de valor gráfico. El cartel, la publicación, la tipografía, se enfrentaron al estilo decorativo y se vistieron con formalismo racionalista.

El Diseño Gráfico es organización de las formas, las palabras, espacios no ocupados, colores y corazones sensibles. Así, los ojos, manos, ideas se amontonan para producir sensaciones de respuesta a preguntas de necesidades actuales. Deben crearse con inteligencia, degustando el aroma del buen diseño, estando presentes la reflexión de la idea y la original imagen, así, realmente, será atractiva la propuesta artística.

Yo preguntaría, éstas no son las mismas intenciones de cualquier artista de otras manifestaciones del arte. No trabajamos con el hombre y para el hombre, con parecidas técnicas de expresión, legadas por la pintura, el grabado, la fotografía, etc.
Volvemos a recordar que los primeros diseñadores fueron pintores.

Un buen diseño entra en nuestro corazón a través de los ojos, cerebro, pasando por la inteligencia al igual que el arte. La vida moderna los situó en los museos, la tecnología los ayuda con sus maravillosos programas creados para facilitar y acortar los tiempos de realización y del pensamiento.

Diseñar es hacer arte, porque el arte y el diseño son valores humanos. Sin duda, no todo diseñador es un artista, pero hay muchos ejemplos de buenos diseñadores artistas.
Quizá, la manifestación de menos discusión, por su acercamiento al arte, sea el cartel. Bienales, exposiciones nacionales e internacionales, museos que guardan ejemplares para la historia y a la vez la capacidad para convertirse en obra múltiple, la originalidad en su concepción, sus formatos que van desde pequeño tamaño hasta el gigante espectacular, hacen de éste un producto dinámico, que esta obligado a mostrarse a un público lleno de estímulos visuales, pero que necesita, porque así lo ha determinado la era moderna, caminar entre mensajes.

El cartel, por su temporalidad, pasa a ser elemento de recuerdo a diferencia de la obra pictórica, que no posee temporalidad, salvo que tenga compromiso con un estilo especifico. El cartel participa en su momento y el arte hace lo mismo, son productos de un solo quehacer. La guerra, la paz y muchos otros temas sociales son motivo de creación del arte y del cartel.

En esta interacción de arte y diseño gráfico, donde en sus inicios marcharon de la mano sin preocuparse lo que eran ambos, pero en las actualidad al arte no le quedó más que llenarse del espíritu gráfico, desarrollándose y participando como obra gráfica llegando a no saberse donde está la diferencia entre el arte o lo gráfico. Por eso, el Pop Art es ejemplo de esta síntesis, es muy gráfico y también muy artístico. Con esto no quiero ser para nada concluyente, pero se los dejo a la reflexión como un ejercicio de la memoria y del pensamiento histórico.

El cartel asume su papel de informador frente al arte. El arte se enfrenta con su estética a la necesidad de un cartel. Lo estético y su contenido se entrelazan entre arte y cartel. El arte moderno se abroga el derecho de usar todas las técnicas de representación que le sean posibles aplicar. El cartel aplica todo lo posible para ser arte. Quizá, algunos creen que aquí, en lo estético, radica el punto débil del diseño gráfico, y la comunicación es la del arte, nada tan equivoco. El arte y el diseño gráfico se llenan de lo estético y de la comunicación porque son, por suerte indispensables del talento del hombre moderno.

Por otra parte el diseño gráfico utiliza como fundamento destacado de su quehacer a la ilustración. Ilustrar es recrear la realidad, acercarla al arte porque el arte se regodea en las formas que dan vida a lo ilustrado, ya sea abstracto, figurativo o gráfico. Cuanto gusto da apreciar una buena ilustración, y recorrer el espectro de valores que la adornan.

Quiero terminar con algunas reflexiones que me gustaría compartir con ustedes, aclarando mi visión de ésta: A veces siento tristeza porque se pretende establecer una frontera entre arte y diseño gráfico, hablo genéricamente de este último. No se si soy artista, no me preocupa, lo que sí me preocupa es no ser considerado un creador de formas e ideas, porque tanto el arte como el diseño tienen necesidad de estas ilustradas intenciones.

Si uno se conmueve con el nacer de una flor, con las gotas de lluvia que la envuelven, después de una fornida lluvia, por qué no se puede incorporar en nuestros corazones un buen cartel, que también pretende comportarse como lluvia que cae sobre la inteligencia del hombre. Ser sensible es un delicioso valor humano, es fuerza que mueve corazones y lágrimas, tanto para apreciar una escultura, una cerámica, una foto, un dibujo, un chiste, unos chiles en nogada, el ruido de un río, el llanto de la mañana o de la noche, la luna llena o casi llena, el duro o suave sol, un pájaro, el silencio o el estruendo de una ciudad moderna, por eso quiero, eternamente entender, todas estas cosas que se resumen en un cuadro o un cartel.

Diseñar, pintar, componer musicalmente, escribir, son alientos de la cultura humana, no somos mejores porque practiquemos uno u otro, sino por lo que mencionamos antes, por el talento, porque el hombre artista o no artista lo posee y lo da. El hombre ha demostrado ser un producto de las contradicciones, ha construido mucho, pero también ha destruido tanto, la dialéctica mueve a la humanidad, seamos dialécticos y evitemos la confrontación entre el arte y el diseño, los dos son producto del amor y del entendimiento humano.

Para hacer arte o diseño se necesita de una energía que controle y cabalgue la fuerza que imprime el corazón a nuestra mano y cerebro, les pido que no la frenen, así es más hermosa la vida.

Finalmente, detrás esta el hombre, artista, diseñador gráfico, el conflicto y la confrontación radica solo… en el talento y la pasión, por eso quiero compartir con ustedes un pequeño cuento: Subo al iluminado ring, visto una corta bata que lleva impresa a la espalda una imagen muy geometrizada, sencilla, pero que sin duda se puede ver a la distancia de miles de ojos. Antes de llegar a este lugar de encuentro, recuerdo el pedazo de papel que sirvió de entrada a mi pelea, que bien por la selección de la tipografía, números amplificados denotan el alto costo de esta pelea. Recuerdo el cartel, imaginativo, universal, para ayudar a entender por qué mi oponente se ha preparado tanto para hacernos pedazo, con un simple movimiento de su color, arremetiendo con pasión plástica contra esta línea que soy. Creo que la pelea va a resultar un tanto difícil, pues mi puño gráfico está preparado para pegar públicamente al artístico oponente.

Intercambiamos giros estéticos llenos de formas imaginativas. A medida que la confrontación se va desarrollando, pienso que finalmente voy a ganar, pues la palabra ARTE está organizada a partir de cuatro signos tipográficos y que yo, de todas maneras, necesito de mi oponente para sentirme parte de la cultura universal.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Curso el 3er. año de diseño grafico, y este tema ha sido, desde mi primer semestre, el debate más polémico de todas las clases.

Su articulo me ha parecido muy interesante y enriquecedor, en parte por que tiene toda una experiencia que lo respalda, y en parte porque es el opuesto al mio.
Yo creo que diseño y arte son dos cosas, si bien muy parecidas, pero no iguales.

Yo no creo que el diseñador sea un artista como tal, yo creo que el diseñador es mas bien como un pastor o un sacerdote que pone al alcanze de las personas la filosofia de Dios...

El diseñador pone en las calles retazos de arte, colores y toda una historia de movimientos detras. Pero el artista se dedica a algo mas alla pues no busca una proyeccion en masa de su arte.

pero concuerdo con usted en que es la dialectica la que mueve a la humanidad y que al final de cuentas es el amor lo que mueve a ambos a proyectarse.

saludos

Anónimo dijo...

Yo no tengo nada claro, y dudo que alguien tenga algo claro en estos temas, que son de recurrente reflexion para varios de nosotros los que somos diseñadores (o artistas), y creo que el que tiene algo claro se esta puro bañando en perfume propio. concuerdo en algo con el comentario anterior: que el diseño siempre es para alguien o algo, en cambio el arte tiene una veta mas de autoexploracion, de crear para descubrise a si mismo a traves de uno mismo, que es algo que no pasa en diseño, y aunque la mayoria de los artistas tengan una tendencia a querer exhibirse (ellos y obra) en publico.
Lo que me apesta del comentario anterior, es su analogia con el pastor y dios, porque no se a que se debe que siempre los diseñadores tienen que meter a "dios" entre sus recursos para explicar su actividad, es taaaan abusivo eso.

Ahora, su parrafo de: "Diseñar, pintar, componer musicalmente, escribir, son alientos de la cultura humana, no somos mejores porque practiquemos uno u otro, sino por lo que mencionamos antes, por el talento, porque el hombre artista o no artista lo posee y lo da. El hombre ha demostrado ser un producto de las contradicciones, ha construido mucho, pero también ha destruido tanto, la dialéctica mueve a la humanidad, seamos dialécticos y evitemos la confrontación entre el arte y el diseño, los dos son producto del amor y del entendimiento humano".
Ya, pero igual me parece que esta hablando de un diseño ideal, de una cara bonita que no se da en la mayoria de los casos del diseño, solo en las esferas casi burguesas del diseño (que es una de las cosas que a mi me molesta de esta profesion...como en varias en realidad), y no quiero decir una esfera orientada a lo "social" o "cultural" porque lo que escribo a continuación es tan social o cultural como cualquier practica de la sociedad. O sea "productos del amor y entendimiento humano", yo no creo que por ejemplo contribuir mediante el diseño grafico a la difusion y posicionamiento de empresas que como tal son una mierda o de ideas que lo unico que promueven es el consumo y sobreconsumo de x productos, sean un producto del amor ni sean tan altruistas como el entendimiento humano, sobretodo porque uno nunca pone lo peor en estos mensajes que construye, sino que siempre disfrazando la mierda con lo bonito. entiende? y claro, eso entra en lo de la responsabilidad social-etica y bla bla, pero tambien sucede porque los que trabajamos para otros, en agencias o empresas, estamos empleados por alguien a quien le encargan trabajos, y como la competencia es alta en este mercado de pacotilla, el que recibe los trabajos participa en este juego de mercado, juega con las mismas reglas, y mas que establecer limites morales o idealisticos, solo tiene que asegurarse el trabajo y el dinero para seguir funcionando, lo mismo que su subordinado. en las que podriamos decir, esferas bajas del diseño, lo que vendria siendo una suerte de clase obrera del diseño, ese es el panorama: "sacar el trabajo a como de lugar", al menos es lo que puedo decir por experiencia en mi pais (Chile). algo práctico que en las grandes teorias nunca se menciona.

Para terminar creo que las definiciones solo nos sirven como marco de referencia, construcciones humanas para significar para darles sentido y darnos sentido (asi como algunos defienden su diseño, otros que defienden su arte, y otros que actuan de conciliadores) aunque nos guste analizarlas, y quien tenga un verdadero sentido de lo "real" podria decirse, sabe su medida.
Por ultimo debo decir que me da gusto que ud escriba sobre esto y reflexione al respecto. Saludos!

Carlos Palleiro dijo...

Querido Ñiko te saluda y te felicita tu amigo y admirador, Carlos Palleiro.
Al fin me decidí a escribirte.
Tu reflexión sobre la estéril y rica polémica Arte Vs. Diseño me parece una maravilla. Discutible, opinable, pero clara y contundente en muchos aspectos. Hablando en uruguayo: Andá a decirle a Toulouse Lautrec que lo que hacía no era arte, andá a cantarle a Gardel. En Uruguay esa polémica nunca existió. El diseño gráfico surge naturalmente de las artes plásticas y pasa a ser una más, aún cuando el diseño no se llamaba ni se apellidaba nada. Nuestro común amigo Rafael López Castro siempre que se toca este tema termina la polémica con: Yo no sé otros, pero lo que yo hago es arte. Yo comparto esta idea aunque creo que hay que argumentar más, enriquecer la discusión. Como bien tú dices, no todo diseñador gráfico es artista y no todo lo que se hace en diseño gráfico es arte. Yo añado, no todo lo que se pinta es arte o ¿le daríamos a las marinas de Liverpool la categoría de arte? Verdad que no. Pues hay que mirar a Jan Lenica, Milton Glacer, Vicente Rojo, Ayax Barnes y convencerse.
Claro que siempre caben dioses y pastores en el diseño gráfico. A mí me ha tocado la suerte de conocer y estar con algunos y sentirme pastor y oveja al mismo tiempo. Sobre la demasiada mierda del compañero chileno creo que hay que limpiar el terreno de tanta consigna facilonga. Todos hemos tenido que tragar nuestra cuota de mierda, como bien me dijo un día un dios uruguayo, Jorge Carrozzino. La gracia está en atragantarse y que no nos empiece a gustar. En muchas universidades mexicanas decir que el diseño es arte es un sacrilegio y lo digo desde una jesuita. Lo lamentable es ver lo que hacen los y las que dicen eso, ver su obra, ver su diseño. Le doy la razón al amigo chileno en cuanto que hay clases en el diseño: están los que hacen buen diseño, con convicción, con pasión, con honestidad, con compromiso, y están los que pintan marinas infames liverpoolensas. En fin, con un poquito más de tiempo te vuelvo a escribir para completar mi posición sobre esto. Mientras recibe un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

El buen diseño es buen diseño y eso es bastante. Para qué esperar que un buen diseño se convierta en otra cosa distinta? o sea en arte? no es bastante que un producto sea maravilloso, hermoso, funcional, inteligente y eficaz? pues entonces que tal cosa sea designada como BUEN DISEÑO y el que lo hizo sea llamado UN GRAN DISEÑADOR creador de ESE gran producto y ya. Ni artista ni nada: diseñador. Eso es bastante digno, la verdad. No se hagan bolas diseñadores: hagan buen diseño por favor. Con eso tenemos bastante.

Anónimo dijo...

Hay diseñadores artistas pero la diferencia en todo caso es el resultado de lo que hacen: a veces hacen diseños muy buenos a veces hacen arte y esos dos productos son distintos. El diseño es diseño y el arte arte ¿cuál es el problema?. Tal vez que los diseñadores quieren tener un reconocimiento ESPECIAL por sus creaciones, ese reconocimiento que supuestamente es el del SER SUPERIOR que es el artista. No hay héroes ni seres geniales, hay gente que hace cosas creativas y magníficas con fines distintos: el fin del diseño es su utilidad no así el fin del arte. cuando el arte se vuelve útil se convierte en otra cosa, pero el diseño no puede dejar de ser funcional. El el diseño creció de la mano de artistas, pero ya es mayor, no? para qué lo siguen comprando con el arte? no son lo mismo, no, pero son disciplinas muy dignas ambas. Yo digo: diseñadores quédense satisfechos con su trabajo, háganlo bien y dejen de esperar ser otra cosa que diseñadores buenos y creativos, y pensantes e inteligentes... eso no es poca cosa.

Ah y por favor! hay diseñadores que no sólo no hacen arte, ni siquiera hacen diseño...!

Anónimo dijo...

Ni diseño contra arte ni arte contra diseño: eso es una aberración.
Las actividades hermanas (u oficios) no deberían pelear sino conciliar y aportarse mutuamente, como sin duda me parece que ha pasado durante ya bastantes y fructíferos años (digamos, sólo por poner un ejemplo, desde la Bauhaus...)

Gabriel Martínez Meave dijo...

Yo estoy con Rafael López Castro: “Yo no sé otros, pero a mí me parece que lo que hago es arte”. O al menos a eso aspiro. Como bien dice don Carlos Palleiro, todos hemos tenido que tragar nuestra cuota de mierda, eso que ni qué (y hasta de varios colores y texturas). Pero yo me pregunto, cuando Goya pintaba por encargo del rey Carlos III un retrato de la familia real ¿era arte lo que hacía? ¿o era “diseño”, ya que estaba “atendiendo” un cliente? Hay que recordar que hasta la Capilla Sixtina y la Gioconda se hicieron por encargo. La verdad es que un trabajo puede a la vez cumplir perfectamente como diseño y como arte, sobre todo después de que el tiempo anula las referencias inmediatas, que siempre son mezquinas y fugaces. Los carteles de Mucha son grandes obras artísticas, a pesar de que eran anuncios de obras de teatro, cervezas o cigarros que ya ni existen. Estos productos y requerimeintos desaparecieron hace mucho tiempo, pero seguimos disfrutando de su comunicación estética, que es intemporal. Por otro lado, no cualquier cosa que está exhibida en museos o galerías nos llena, nos hace ser mejores, nos complementa. Algunas francamente son poco más que monumentos al ego y al mercado (y serán olvidadas eventualmente, aunque hayan sido expuestas en Bellas Artes y figurado en costosos catálogos). Ah, porque el “mercado” también existe en la estratófera del “Fine Art”, aunque muchos diseñadores –preocupados por conseguir la chuleta– ni nos damos por enterados...
Para mí, el arte, esté en un museo o en un humilde cartel resquebrajado en la mitad de un callejón, es algo que hace nos hace mejores, más humanos, más vivos, más conscientes, incluso más espirituales, aunque sea un poquito. No sé porqué, pero siento que soy mejor después de ver una obra de Becket o de Shakespeare, de leer un poema de Blake o de Sabines, de oír un solo de Miles... o un cartel de Ñiko. Tener esas cosas en la mente y el recuerdo me hacen mejor, más completo, más feliz. Y sospecho que a ésto es a lo que Ñiko se refiere.
En fin, maestro, un placer leer y tener la oportunidad de dialogar en su blog. Le mando un gran saludo desde el DFectuoso. Espero verlo pronto un día de estos. —Gabriel Martínez Meave (www.meave.org)

Gabriel Martínez Meave dijo...

Yo estoy con Rafael López Castro: “Yo no sé otros, pero a mí me parece que lo que hago es arte”. O al menos a eso aspiro. Como bien dice don Carlos Palleiro, todos hemos tenido que tragar nuestra cuota de mierda, eso que ni qué (y hasta de varios colores y texturas). Pero yo me pregunto, cuando Goya pintaba por encargo del rey Carlos III un retrato de la familia real ¿era arte lo que hacía? ¿o era “diseño”, ya que estaba “atendiendo” un cliente? Hay que recordar que hasta la Capilla Sixtina y la Gioconda se hicieron por encargo. La verdad es que un trabajo puede a la vez cumplir perfectamente como diseño y como arte, sobre todo después de que el tiempo anula las referencias inmediatas, que siempre son mezquinas y fugaces. Los carteles de Mucha son grandes obras artísticas, a pesar de que eran anuncios de obras de teatro, cervezas o cigarros que ya ni existen. Estos productos y requerimientos desaparecieron hace mucho tiempo, pero seguimos disfrutando de su comunicación estética, que es intemporal. Por otro lado, no cualquier cosa que está exhibida en museos o galerías nos llena, nos hace ser mejores, nos complementa. Algunas francamente son poco más que monumentos al ego y al mercado (y serán olvidadas eventualmente, aunque hayan sido expuestas en Bellas Artes y figurado en costosos catálogos). Ah, porque el “mercado” también existe en la estratófera del “Fine Art”, aunque muchos diseñadores –preocupados por conseguir la chuleta– ni nos damos por enterados...
Para mí, el arte, esté en un museo o en un humilde cartel resquebrajado en la mitad de un callejón, es algo que hace que nos hace mejores, más humanos, más vivos, más conscientes (¿más espirituales, incluso?), aunque sólo sea un poquito. No sé porqué, pero siento que soy mejor después de ver una obra de Becket o de Shakespeare, de leer un poema de Blake, de oír un solo de Miles... o un cartel de Ñiko. Tener esas cosas en la mente y el recuerdo me hacen mejor, más completo, más feliz. Y sospecho que a ésto es a lo que Ñiko se refiere.
En fin, maestro, un placer leer y tener la oportunidad de dialogar en su blog. Le mando un gran saludo desde el DFectuoso. Espero verlo pronto un día de estos. —Gabriel Martínez Meave (www.meave.org)