“La curiosidad mató al
gato”.
Pobre animalito que se convirtió en una expresión.
Todo porque el gato es curioso, pero muy cauteloso.
No confía en lo que le quieren ofrecer.
Si no conoce, huye.
Finalmente esta frase quiere
decir, que seas precavido.
O sea, viene del exceso de
confianza que nos puede dañar.
Buscando de cierta manera la
interacción entre todos.
Ser curioso permite adentrarnos en
lo sorprendente.
También se practica a través de la
vista.
Dándole una condición de
observación.
Si somos curiosos, somos
atrevidos.
Y eso nos permite encontrar
capacidades diferentes.
Incluso la creatividad se remite a
esta condicionante.
Porque muchos aspectos del
imaginar creativo se produce por ello.
Así también, aparece la fantasía
como un atributo del pensamiento.
La exploración es resultado de ser
curioso.
No es posible que lo que ocurre en
nuestro entorno no lo descubramos.
Se quede dormido o escondido.
La curiosidad lo resalta, lo busca
y encuentra.
Se habla que es parte fundamental
del instinto de todos los seres vivos.
¿Será verdad?
No imagino un insecto, de esos que
no nos gustan, estar husmeando para encontrar algo.
La curiosidad es parte de nuestra
naturaleza.
Claro que los hay con más excesos.
La curiosidad se vuelve pariente
del “chisme”.
Y esto porque lo curioso puede ser
motivo de murmuraciones.
Convirtiéndose en habladurías del
género humano.
Por ello, quienes le dan variedad
a este sentido del ser curioso, son lo humanos.
Lo cierto es que la curiosidad con
medida puede divertir e incluso entretener.
Nos permite encontrar cualquier
aspecto olvidado o perdido.
Por ello, ser curioso no tiene
nada que nos afecte en demasía.
¡Por suerte lo del gato se quedó
en mero decir!
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