27.11.18

“La curiosidad mató al gato”. 

Pobre animalito que se convirtió en una expresión.

Todo porque el gato es curioso, pero muy cauteloso.

No confía en lo que le quieren ofrecer.

Si no conoce, huye.

Finalmente esta frase quiere decir, que seas precavido.
O sea, viene del exceso de confianza que nos puede dañar.
Buscando de cierta manera la interacción entre todos.
Ser curioso permite adentrarnos en lo sorprendente.
También se practica a través de la vista.
Dándole una condición de observación.
Si somos curiosos, somos atrevidos.
Y eso nos permite encontrar capacidades diferentes.
Incluso la creatividad se remite a esta condicionante.
Porque muchos aspectos del imaginar creativo se produce por ello.
Así también, aparece la fantasía como un atributo del pensamiento.
La exploración es resultado de ser curioso.
No es posible que lo que ocurre en nuestro entorno no lo descubramos.
Se quede dormido o escondido.   
La curiosidad lo resalta, lo busca y encuentra. 
Se habla que es parte fundamental del instinto de todos los seres vivos.
¿Será verdad?
No imagino un insecto, de esos que no nos gustan, estar husmeando para encontrar algo.
La curiosidad es parte de nuestra naturaleza.
Claro que los hay con más excesos.
La curiosidad se vuelve pariente del “chisme”.
Y esto porque lo curioso puede ser motivo de murmuraciones.
Convirtiéndose en habladurías del género humano.
Por ello, quienes le dan variedad a este sentido del ser curioso, son lo humanos.
Lo cierto es que la curiosidad con medida puede divertir e incluso entretener.
Nos permite encontrar cualquier aspecto olvidado o perdido.
Por ello, ser curioso no tiene nada que nos afecte en demasía.
¡Por suerte lo del gato se quedó en mero decir!

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