16.7.18

El hablar.
Puede ser con el verbo fácil.
Convertido en una palabra asustada.
O en un sinfín de sonidos atropellados.
También le vemos en la expresión de un rostro.
En el ruido que hacemos al gritar.
O en el murmullo tierno que arrulla.
La palabra sabe imponerse para cambiar lo vivido.
Le dice a quienes le escuchamos cuánto vale.
Se llena de sentimientos y decires gratos.
También puede estar triste haciendo que lloremos.
La poesía es su arma dulce y pensante.
Sabe convertirse en lectura para provocar el imaginar.
Le da valor a ese, que la escribe convertida en reflexión.
Se escucha en la bonita letra de una canción.
O en un texto amoroso que quiere preservarse.
Puede ser fuerte y convincente.
Sabe sugerir sin lastimar al intelecto.
Cuando se va escribiendo se dibujan las letras.
Armando palabras dichas con la voz.
Y le damos la entonación debida para sacarle la esencia.
Qué agradable el hablar buscando la metáfora, que lo cambia todo. 
Les sugiere de manera amable con imágenes llenas de palabras.
Hablamos en la búsqueda del entendimiento.
Decimos y necesitamos se nos comprenda.
Esperamos que sea fácil el razonar.
Y la risa ayuda a que sea más apreciable lo que manifestamos.
La palabra es impacto para asustar.
Sabe agredir y complacer.
Se hace murmullo y en ocasiones susurro.
Escucharla adornar lo que otros quieren exponer es un encanto.
La palabra es suerte y complacencia.
La palabra dice y nos deja marcados para siempre.

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