11.12.17

La luz que necesitamos para seguir cualquier camino.

No hablo de algo físico que ilumine.
Esta luz es aquella que nos puede hacer ver otras cosas.
Que se torna una especie de metáfora.
Tampoco es nada que se presente como religiosa.
La luz a la que hago referencia es para darnos cuenta de nuestros errores.
Transitar el camino de la vida sin muchos tropiezos.
Poder apreciar en cada aspecto todo aquello que te enaltece.
Aunque sintamos que esa especie de luz no se ve porque no alumbra.
No sale de ninguna fuete de energía.
Es más del intelecto y del razonar.
Se percibe porque todo se puede comparar cuando ella se encuentra.
El vivir se presenta en algunos con muchos tropiezos.
Como si camináramos por una ruta algo oscura.
O nosotros no quisiéramos darnos cuenta cuál es ese camino.
Preguntándonos por qué está lleno de dificultades.
Creo, que la luz a la que podemos recurrir es a la inteligencia.
No dejar a los sentimientos que resuelvan la posible claridad.
La pasión en muchas ocasiones nos traiciona y tropezamos.
Como si cerráramos los ojos para no querer ver algo.
Incluso llegando a pedir al corazón que nos oriente e ilumine.
Pero, este órgano solo sirve para darnos vida.
Si dejamos que nos oriente podemos tropezar como si estuviéramos a oscuras.
Incluso puede ser confuso porque se acelera con sensaciones erradas.
Y se calma con otras que debía estar desbocado.
Así es esto del sentir humano.
Quiero para mí y a quienes quiero y me preocupo, una especie de lámpara.
Que permita trasladarse en busca de lo bello que podemos ver.
Eliminando todo aquello que daña con su oscuridad.
Esa, la preciosa luz que la vida coloca para ser mejor, permanece encendida.
Y viendo en cada paso que nos obliga el vivir, tratando de no errar.
Así, la luz escondida en nosotros, hace ver cualquier aspecto negativo para arreglarle.
Todos podemos permanecer con nuestra hermosa lámpara.

Vuelta hacia lo oscuro que atenta contra lo bello del todos los día, del ahora y del después.

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