10.6.17

¡Cualquier día!


El día está repleto de luz.
La luz se esconde pasando minutos y horas.
Sentimos el fresco de la brisa que te golpea con suavidad.
El pájaro que dice sentimientos con un trinar ininterrumpido.
El sol se hace fuerte y redondo llenando de luz y calor el estar.
Alrededor vuelan insectos que se posan con temor.
Temor de que no se le dé la importancia de su volar diferente.
A lo lejos una secuencia de nubes oscurece al tiempo.
Y éstas comienzan a reclamar atención.
La lluvia las prepara para respirar con mejor limpieza.
El árbol se esconde para no dejar ver sus hojas humedecidas.
Y el canto delicado de ese alguien se impone por encima de la propia respiración.
El canto es humano y de una suavidad deliciosa.
Tiembla la palabra vuelta poesía.
Las flores adornan a todo aquello que nos imaginamos.
Los recuerdos se hicieron presentes para no darle su lugar.
Una ramita dice que es joven su crecer.
Y lo verde se muestra con diversos tonos.
Las lágrimas se presentan para decir lo sensible que podemos ser.
La voz se vuelve armonía de lo que imaginamos.
Y ésta se da vuelo para ser orden del pensamiento.
También escribir nos asombra con lo que decimos a manera de diálogo interior.
Caminar nos aleja de lo que vivimos y le da un lugar a lo imposible.
Escribo en una hoja que está contenta de contener tantas palabras esperadas.
Y digo lo que se reúne en esa parte del cerebro que nos confronta.
Lo hacemos cargado de interés y dejando que se nos entienda.
Por otro lado el corazón late dispersando alegría.
Los suspiros alientan al oxigeno, que necesita asegurar que seguirá con nosotros.
La ropa cubre al cuerpo con cariño y delicadeza.
Lo hace para que no suframos de perdida.
Y sabe de lo que hacemos para combinar cada parte de ésta.

Todo se repite una y otra vez haciendo que sintamos lo válido de cualquier día.

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