22.4.17

La mar, nada olvidada

Hace tiempo que no la veo ni la siento.
Incluso ni la respiro ni toco.
Solo la imaginación y la memoria me tienen en contacto.
Así la puedo respirar y oler.
Hasta me da su sabor a sal concentrada.
Y lo más apreciable su rumor cuando llega a la costa.
Incluso veo las gaviotas peleándose con ella.
O al vapor haciéndose flotar en su ligereza.
La humedad salpica las rocas que le acompañan.
Y la arena que es como el talco que adorna la cara de la mar.
Se viste de las estaciones que le permiten intensidades.
Recordando cuando se enoja y desborda energía.
O cuando solo es un susurro delicado que llega para asegurar que está.
La mar cambia de colores dependiendo del clima.
Su azul es profundo como un abismo imaginado.
Bañarse en sus aguas te limpia de todo lo que crees insano.
Es inmensa y única en su presencia.
El calor llena sus aguas de lo tibio natural del ambiente.
Lo glaciar es inimaginable para quienes le adoramos como ente de placer.
Sus olas desaparecen en la rigidez de lo helado.
Que hermoso es ver a éstas chocar contra la costa dejando su sonido marino.
Los peces se entretienen asustando a los que le acompañan.
El mar nocturno se esconde y no se deja ver.
Está ahí, pero solo el oleaje hace saber que podrá apreciarse.
La luna se presenta para hacer que el horizonte se divida en dos.
El sol le ilumina para que su color no se olvide.
Flotamos en sus aguas solo en el recuerdo.
Y lo sentimos como algo que necesitamos para estar seguro que retornaremos a él.
¡Oh! mar inmenso que te quedas en nuestros recuerdos.
Estas perdido en el interior de la memoria.
No te puedes esconder porque apareces una y otra vez.

Seguiremos viviéndote sin poder ni querer olvidarte.

No hay comentarios: