24.3.15

Una simple hoja de papel

Se llena de dobleces.
Sobre cada uno siente que un material duro define sus vueltas.
Es una madera redondeada que le aplasta sus aristas.
Con rapidez se va convirtiendo en algo reconocido.
Un doblez a la derechas y otros más a la izquierda.
Manualmente se conforma una figura, que tendrá una función.
Así surge un pequeño avión de papel.
Listo para volar hacia un destino desconocido.
La mano que lo ha controlado decide ponerle a volar.
Tiene un poco de temor no realizar la aventura.
Pero, se siente expelido y comienza a planear.
Sube y ve desde  las alturas un paisaje que le asombra.
Abajo, una especie de pista le espera convidándole a aterrizar.
Nunca había experimentado tal emoción.
Se deja caer y la fuerza de la brisa lo lleva hacia un lado y otro.
Va tomando velocidad, que lo pone un poco en riesgo de sucumbir.
A lo lejos, se avecina una tormenta con gruesas nubes oscuras.
El avión de papel sigue su rumbo incierto, pero contento de volar.
Junto a él pasan un grupo de árboles corpulentos.
Las primeras gotas comienzan a llegar.
Varias le atinan, pero su velocidad le permite esquivarlas.
Ya sin remedio, enfrenta la fuerza de un chaparrón.
Su cuerpo elaborado con papel se va mojando.
Y con la humedad que provoca la lluvia se va haciendo de peso.
No esperado y se queda sin fuerzas para continuar.
Lo que había percibido como una natural pista, se va borrando por el aguacero.
Sin poder sostenerse más, cae con cierta rapidez.
Las gotas, gruesas, le golpean y comienza a perder su forma.
Rendido por el furor de la tempestad, pierde la batalla.
Ya en el suelo, lo que fue su esperanzadora pista de aterrizaje, va perdiendo su forma.
Y el avión de papel no podrá volver a lucir su esbeltez.

Quedará como un objeto olvidado y donde su propósito fue dominado por los elementos naturales.

No hay comentarios: