15.10.12

En busca del tiempo pasado y el hoy presente

Verdad que es difícil recordar muchas ideas, sobre todo cuando se recrean entre el olvido y la memoria de la inteligencia. Por eso, quiero olvidar, para siempre poder recordar tanta imaginería. Ahí esta el valor de todas las figuras, machacadas en la conciencia de quienes la recuerdan.

Hoy, no importa el tiempo que haga. No nos fijemos en eso. Aquí dentro, se siente una atmósfera de agradable temperatura, pero se desprende, además, una luminosidad, que sale de cada mente que escucha y que ávida de conocer transpira atención. Voy a aprovechar para decir cosas que en otro lugar no entenderían. Y lo mejor no me saldrían con tanta claridad. Este es un lugar particularmente especial. Fue también mi universidad.
Hace cincuenta y cinco años me propuse empezar a trabajar. Y nada menos que como diseñador. Para mi, joven ilusionado, eran una especie de rara avis, cada uno de los personajes que se movían sobre la mesa de dibujo, sacando historias gráficas para anunciar y convencer a otros de las bondades de algún producto publicitario.
Pero, de pronto todo se interrumpió, por un cambio en la secuencia cotidiana de los días. Llegó en forma de revolución desarticulando el viejo sistema político. Para nosotros, en ese instante, se produjo lo deseado. El nuevo sistema sacudió todo, incluyendo esos personajes de que mencioné anteriormente. Huyendo despavoridos a otras tierras, dejando espacios para que inquietos y nostálgicos jóvenes ocupáramos sus mesas de trabajo y propusiéramos otras imágenes.
Así, empezamos a transitar por una experiencia magnífica, creando ideas y figuras que despertaran interés a muchos. Nos sentíamos diferentes. Poseedores y dueños de las formas para hacer y tener una nueva comunicación. Más comprometida.
Surgió la posibilidad de diseñar carteles. Lo hicimos. ¿Cómo, si no había escuelas que nos orientaran? Pues, fijando la atención y suponiendo cual era el método de otros que mostraban su particular pericia. ¿Quiénes? Los polacos, los norteamericanos y de cuantos caían en la esfera de atención para dejar una impronta diferente. Era un coctel en la diversidad y sobre todo en el enorme atrevimiento que poseen los joven para enfrentar cualquier reto. Empezaba la historia de una Escuela. Y esta es la primera vez que asevero tal criterio.
Tal vez, esos tiempos fueron tan veloces, que teníamos que cumplimentar los trabajos por encima de cualquier lógica. Lo cierto, que salían productos que se convirtieron en obras reclamadas por su calidad y diferencia con diseñadores gráficos de otras partes del mundo.
Llegó el instante deseado cuando tuvimos la suerte de trabajar carteles de cine.
Saben, los humanos nos pasamos, en la búsqueda de la llamada felicidad, obligadamente todo la vida y ésta aparece y se comporta clara y definidamente en circunstancias tan simples. Qué sentido le dio a nuestras vidas que se pudiera diseñar carteles y con toda la libertad creativa, sin restricciones. En realidad no teníamos conciencia de la responsabilidad que enfrentábamos. Era diseñar y se producía de forma atrevida y maravillados veíamos un producto que se multiplicaba y trascendía el pequeño archipiélago rodeado del cálido mar Caribe.
Trabajamos mucho, con todas las restricciones materiales, pero con el condimento de la pasión hacia la creación de imágenes e ideas que alteraban la conciencia social. Fue una etapa nostálgica. Hoy, histórica. De experiencia. Ahí, echamos a andar.
Lo cotidiano se fue impregnando en nuestras vidas. Cada trabajo se realizaba con el convencimiento de que a pesar de las deficiencias materiales y teóricas podíamos llevar a término cualquier trabajo gráfico que se nos plantearan. Lo hicimos. Y con ello se fue acumulando la experiencia y un producto visual que iba trascendiendo sin que nosotros nos percatáramos. Creo, a la distancia del tiempo, algo primario en todos nosotros era una especie de hermandad laboral y creativa. Nos consultábamos, exponíamos a la crítica de los otros diseñadores el trabajo realizado. Así pasaba el día a día.
Tuve la oportunidad de diseñar el cartel político y el cultural de cine. En este último menos complicado por su connotación social de compromiso ideológico. En el de cine, con mayor libertad expresiva, se logró diferenciar la imaginería con otros países de esta tradición gráfica.
El cartel cubano de cine se volvió un acierto cotizado por todas partes del planeta. Obtuvo premios y se le asigno la connotación de poesía visual. En el país fue buscado por jóvenes coleccionistas y por aquellos que querían embellecer su habitat. Cubrió desconchados de paredes y enriqueció el entorno en todas las calles que aparecía en forma de contenedores de exposición que nombrábamos ¨paraguitas¨, por su forma. Esta era nuestra obra. Respirábamos diseño gráfico.
Nos atrevimos a incursionar en otros medios, créditos y gráfica animada de películas y documentales cubanos, ambientaciones de vestíbulos de cine, press book (plegables publicitarios de películas), murales monumentales que promocionaban diversos eventos convocados por el cine cubano. Diseño ambiental en edificios. Como éramos diseñadores nos invitaban a crear gráfica para textiles, hasta para vajillas. Hacíamos diseño de exposiciones, con toda la complejidad que este tema abarca. Mobiliario para cine, incluso en una ocasión diseñamos todo un cine, completo, paredes y butacas de su sala de proyección, su anuncio lumínico. En una oportunidad enfrentamos un pabellón de una exposición con todas las dificultades materiales y creativas que esto planteaba. En fin, y muchas obras perdidas en la memoria, que realizamos y no quedó constancia visual de ellas.
Cada trabajo nos dio experiencia y seguridad de que podíamos confrontarnos con cualquier tema y la confianza de salir airosos.
Pudimos viajar a otros países. Ver y darnos cuenta que solo el esfuerzo diario nos hacía competitivo con otras culturas. Hablamos de lo gráfico y en especial del cartel.
En 1970, se logró la extraordinaria posibilidad de impartir clases a las generaciones deseosas de seguir lo que habíamos iniciado. Fue, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad, después en el Instituto Superior de Diseño Industrial y más tarde en el Instituto Superior de Arte, todos en La Habana.
A la distancia, sabemos, fue maravilloso cada trabajo que creamos. Hoy, se habla y se guarda en el acerbo de museos importantes ese esfuerzo. Publicaciones especializadas, monográficos, exposiciones e incluso la comercialización. Ésta, hasta el punto de vender un cartel de 1968, en un elevado precio.
Y además, nos permitió llegar a este país y poder participar en su vida gráfica y lograr ser parte de la historia del diseño gráfico mexicano. Y así, estar aquí con ustedes.
El próximo año cumplo un cuarto de siglo de labor gráfica y docente, ininterrumpida, en el país. He viajado impartiendo clases, cursos, pláticas, participando en eventos convocados por universidades e instituciones de diseño por todo este ¨México, lindo y querido¨. Y saben cómo voy a celebrarlo?
Con un cartel por cada año, que he disfrutado este trabajo y con una exposición personal de ellos. El tema será sobre la poesía de ¨El libro de las preguntas¨ de Pablo Neruda. También, se está preparando un libro personal, monográfico de los carteles cubanos de cine, en Mallorca, España, con una editorial independiente. Espero esté a tiempo para presentar el libro junto con la exposición. Además, imprimiremos dos libros-cuadernos con textos leídos en conferencias nacionales e internacionales. Y la edición de postales de los carteles de la exposición.
Ahora, quisiera confesarles algunos aspectos importantes que pienso y siento. Cómo soporto el peso de los años, del trabajo diario, del desinterés por parte de los que quieren alcanzar la maravillosa condición de ser diseñador, de los que creen que el diseño no es necesario, del mal resultado de uno y de otros, del calentamiento global, de la mala televisión, de la indiferencia a los libros y su falta de lectura, de la violencia que te amenaza, de la política de pobres resultados, de la comida apetecible y de la que te hace daño, del desamor en todas sus facetas, en fin, la lista es muy larga. Pues, inocularte con la belleza y la emoción. La música que te hace estremecer por su armonía y hasta con la ruptura de ésta. La voz humana femenina que canta, llena de registros y variables. Esas historias inauditas que escriben los autores en sus narraciones a manera de novelas y cuentos. Los regalos o la adquisición de magníficos y diferentes libros. El buen café, que busco y encuentro en Coatepec. El vertiginoso río que se escucha en la noche apacible. Mi casa y sus múltiples detalles, su luz. El sonido del viento entre las enormes ramas de los encinos que le dan sombra a ésta. Los olores de la temprana mañana y de la noche. El pájaro carpintero que golpea el enorme tronco del árbol, buscando su delicado manjar con su pico perforador. La casi fila de colibrí, libando el rojo liquido que cuelga en el jardín. El escándalo de cada mañana y al final de la tarde, de la bandada de cotorras que vuelan hacia su espacio cotidiano. Las flores, todas, pero más, los preferidos anturios blancos, rojos, verdes, rosas y los combinados en forma de los colores nacionales.
El mar brumoso o soleado, que trae una y otra vez sus aguas en forma de olas; las plantas verdes y amarillas, la lluvia que golpea los cristales de las ventanas y de los tragaluces de la vivienda, la neblina que te sorprende llenando el amplio jardín, la puerta rosa mexicano de la entrada, los cientos de libros que me acompañan, las gatas que me saludan con su ronronear cuando llego; las clases, sobre todo de cartel; aquellos estudiantes que te aprecian; a los que eres solo el maestro, pero saben asimilar tus conocimientos; mi ¨vocho¨ que sé que me quiere por su extraordinaria fidelidad y sin duda, es parte de mi identidad; tus amigas queridas y amigos, eternos e incondicionales y también, lo diseñado, sobre todo los 555 carteles y lo escrito, muchas, muchas palabras convertidas en ideas. En diseño con palabras. En gráfica verbal.
Cuando diseño siento que se magnifica mi capacidad de atención. Se intensifican los olores de la naturaleza. Oigo la música que me gusta y que calma mi intelecto. Leo y busco sobre el tema que me plantea el problema elegido. Variables múltiples, dibujo a lápiz. El lápiz es un instrumento delicado, bello, que conserva siempre un olor característico, que puedo medir cuanto trabajo, porque se va encogiendo y adquiriendo otra propiedad. Confronto con otros trabajos de diseñadores que tengo en mis libros. Sobre todo por este medio. Las ideas son el producto que esperamos aparezca con prontitud, pero es lo más difícil de encontrar, rescatar para ustedes a quienes diseño. Afuera, trinan muchos pájaros. Sobre la mesa de trabajo selecciono las innumerable imágenes que servirán para concluir el trabajo deseado, solicitado o simplemente realizado por mi para llenar la necesidad de crear siempre algún producto gráfico.
Les voy hablar del proyecto de carteles que estoy trabajando para celebrar veinticinco años de labor y estancia en el país. La colección está basada en poemas de Pablo Neruda, poeta chileno y premio Nobel de literatura en 1971y su ¨Libro de las preguntas¨, que fue publicado post morten en 1974. Por qué este texto? Primero, es un libro difícil y poco estudiado que resume su universo poético, es también, un viaje por la imaginación cargado de metáforas, una de las figuras retóricas que considero fundamental en la creación de carteles. Cualquier texto puede ser motivo de diseño, adecuarlo a que su lenguaje visual sea de cartel. De igual manera toda imagen puede convertirse y referirse, con un texto en un mensaje de contenido. Los poemas de este libro, son carteles descritos con palabras e interpretados a manera de poesía. La figuración seleccionada son grabados, retocados, intervenidos, cambiados, editados para procurar la representación de la metáfora visual. El color tiende a la gama de valores claros, procurando una sensación de suavidad y ternura. La tipografía, en casi todos los carteles es ¨Habano¨ ( ¿será por alguna preferencia personal o acercamiento local?) Llevo diseñados una docena de esta colección, casi la mitad. Sigo trabajando. Ya están seleccionados los veinticinco poemas. ¿Por qué carteles para este proyecto?
El carteles es una especialidad del diseño gráfico comparable al ejercicio plástico. La más cercana al concepto de arte visual. Con la indudable carga que define el contenido implícito de cualquier tema.
Por ende, las imágenes tienen que narrar un mensaje de manera sugerente, no evidente. Los textos de pocas palabras y de lectura clara hacen presencia en el formato. También, se asimila la diversidad de estilos de representación formal. Y en el colorido, desde cualquier monocromo hasta la inmensidad de la propuesta cromática.
Esto obliga a preguntar: ¿Qué es un buen cartel, por tanto un buen diseño gráfico?
Es la sorpresa, la indagación de un tema dicho con simplicidad. Es ese rectángulo que te ayuda a
entender una idea dada con ingenio, con lenguaje gráfico que te estimula a convertirlo en un producto
para el recuerdo. Que se apoya en la imagen y la tipografía, el color, el espacio, la composición y finalmente se vuelve historia cuando pierde su objetivo inmediato de comunicar. Está lleno de vida
poética que se deja tocar, acariciar y es finalmente el perfume que adorna el recorrido por estos difíciles día de la modernidad.
En ocasiones, gusto de hacer comparaciones escritas de muchas actividades que se generan alrededor
de uno. Por ejemplo, y seguimos hablando de cartel:
¨Un cartel es como caminar por un polvoriento sendero, entre árboles coposos de ramas alargadas y donde sin querer se desliza una enredadera que lo va apretando, pero a la vez adornando su tronco.
Un cartel te permite caminar acompañado del tema que vas a comunicar, llenando de coloridas hojas su soporte de papel.
Un cartel se colma de polvo, se escurre entre las tipografías ayudando a que lo entiendas con más claridad.
Un cartel se transforma en ramajes, cuando se repleta de historia y pasa a ser recuerdos. Se enreda en tu memoria y se hace presente acompañándote en el camino abarrotado de intenciones apresuradas, pero a la vez calculadamente pensadas.
En un cartel encuentras esos arbustos que se asemejan al paisaje de las ideas, acompañando tu creativa inteligencia.
En fin, un cartel es ese árbol, que se aparece para acompañarte en tus cotidianos días y ayudar a sentir, que eres parte del arte gráfico de nuestro tiempo.¨

Más comparaciones:
Ahora con el diseño gráfico:
¨Diseñar es como coser. Vas enhebrando las ideas, las obligas a adentrarse en los pequeños huecos que se adhieren a la tela o quizá, al papel.
Diseñar es escoger el botón que pasará por el ojal, cerrando la prenda que te muestra su interior, su contenido y te pone a pensar.
Diseñar es como el parche de tela que colocamos para tapar el roto bolsillo lleno de colores, que observamos con amorosos ojos.
Diseñar es medir el largo vestido que cubrirá tu desnudo cuerpo, al igual que un formato en blanco a la hora de plasmar alguna imagen.
Diseñar es cortar con la afilada tijera los sobrantes de los textos que no dicen nada y solo te confunden.
En fin, diseñar es poder tener muchos botones y pegarlos a una larga y colorida túnica que te separe
del suelo y con el viento te ayude a volar por espléndidos y únicos paisajes¨.
Por eso creo, que con todo lo comentado deducimos cuanta atención y pasión nos exige el diseño gráfico para mostrar resultados y ejemplos válidos, que sean efectivos y con una enorme carga visual de belleza y de ser posible, de poesía, sin importar el tema.
Otro aspecto importante en el trabajo es el sentido de humor que aplicamos en cada diseño. Cualquier solución gráfica, que incluya una ligera sonrisa, hace el resultado más interesante y apreciado.
En el 2001, escribí para una plática, en una reunión internacional sobre diseño gráfico en La Habana, sobre el tema ¨Eso que nos sobra a los latinoamericanos: humor¨, lo siguiente:
¨El humor es un concepto relativamente nuevo, surge en el siglo XIX. Es un ejercicio del espíritu, es la síntesis de la comicidad, del chiste y la alegría. Es, según los sicólogos, un mecanismo de defensa frente a situaciones adversas, que plantea la vida moderna. El humor es, finalmente, resultado de las contradicciones que existen entre la complejidad de vivir en una sociedad en constante avance tecnológico, con los retrasos, incomprensiones y olvidos hacia la naturaleza.
Hay quienes dicen, que el humor es la sensación que hace que te rías de aquello que te irritaría si te sucediera a ti. Pero no creo tal aseveración, el humor es comprensión, por lo que debemos verlo con un sentido más noble, armonioso, es entender que se pueden asimilar los problemas cotidianos con una cara alegre, sin odios; que podemos decir cualquier cosa sin tener la precaución de lastimar a alguien.
Reír, es el alimento necesario del alma, si ésta existiera. El humor es la reserva de los años, los oculta y te mantiene fresco. Debiéramos siempre vivir con una buena dosis de este antídoto, para así conservar la eterna juventud.
No quiero cansarlos más, por eso termino con un canto a la vida, al momento que ocupamos para convertirnos en creadores, en seres dotados para diseñar y cambiar lo que tocamos. Sentir que cada mañana abrimos los ojos a la luz, a la claridad de las formas, a los sonidos, llenando todo lo que nos rodea con el sentimiento y la capacidad de lo bello, de lo diferente. Logrando que en cada instante del proceso creativo naveguemos veloz entre el sueño y la vigilia. Que siempre defendamos nuestro derecho a soñar y que corramos apretados, abrazados a la insustituible posibilidad de delirar.
Así, seremos extraordinarios. Gracias y hasta siempre.

Texto, plática evento 20 años Colegio Diseño Gráfico, Facultad de Arquitectura, BUAP, Puebla, septiembre 28 de 2012

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