12.12.11

Esas comparaciones inevitables

Diseñar carteles es como sentir el viento, suave o fuerte en los ojos. Es descubrir que volviendo el rostro se tranquiliza el intelecto y se hace más sensible tu percepción.

Es como aspirar la brisa, que llega a tu olfato, inundado de los olores de la tinta y el papel. Es apreciar las imágenes que te ayudarán a entender el mensaje de su contenido.

Es el juego magnífico de las letras, esparcidas por la superficie del soporte, para hacer de la composición una sorpresa de las partes.

Un cartel resuena entre la brizna que levanta el ardoroso aire, como espectáculo sonoro de torrencial tormenta, pero a la vez te acaricia con delicada y tenue imaginería. Un cartel se llena de entusiastas ideas, que se mueven alrededor del formato rectangular, pasa a ser memoria y a veces olvido, todo, como resultado de la historia.

Un cartel es un cuerpo que siente y respira por cada elemento que lo componen, provocando un enamoramiento infinito que se quedará más haya de los días vividos.

Ñ

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