5.12.08

Simplemente Pol

El mar mueve sus alas, inquieto, ruborizado. Algo se acerca. Es puro movimiento, inconforme, sin fin, se convierte en líneas de dulzura óptica.

Pienso que es el viento susurrante, pero entre los espacios de adornadas nubes aparece una especie de hombre, ya desaparecido, que descubre una energía visceral. Viene de lejanas, pero a la vez cercanas tierras. Su pueblo, al igual que el nuestro, esta lleno de colores, de aromas atrapados por el canto de ese imponente mar que lo baña. Es el mar enorme y profundo que rige a este hombre americano que definió su vida recortando y armando líneas, fotos, imágenes de maquetas como objetos encontrados en el recurso de mercados opuestos.

Pertenece a esa especie que lucha por mantenerse en activo, generando sonidos arrebatados al tiempo del universo gráfico.

Quizá, sea fácil tocar su nombre, tal vez nos recuerde a alguna adorada santa figura, pero su laboriosa presencia nos remonta a un joven escolar sufriendo los embates de la plástica razón, disciplinado en espacios pictóricos de formatos únicos, no identificables.

Este oficioso hombre, nada tímido, todo atrevido, se encerró en la congruente necesidad de comunicar, sugerir la repetición de las multiplicada impresiones, con la timidez de los recuerdos que alimentan a sus jóvenes generaciones.

Quisiera retomar, éste, su paisaje que lo envuelve, remontarme a descubrirlo, paseare por su universo de imágenes, de letras atrevidas, que son un reto en el espaciado formato. Rectángulo que oculta intenciones, pero que muestra imágenes aglutinadas, derretidas, de ritmos acerados, de ópticos encuentros. Quiero pasear en la poesía de su experimentación, nadar entre su intento de colocar a ese pájaro anidando acetatos marcados con el esfuerzo de la creación, o esas fresas dulcemente visuales que remontan a la memoria de tierras inimaginables. También salvar a la pluma que lucha por no ahogarse entre peces amarillentos que vuelan a su alrededor. Pluma que sufre su derretida presencia, sostenida por un punzante anzuelo.

O tal vez, el espaciado blanco que nos retiene, abrazando un parecido chile picante de sabrosa imaginería visual, convirtiéndose en perforadas películas. Blancos que se remontan a países de tradiciones vegetales, como símbolos de un único destino: el ser saboreado por la mano del gráfico diseñador de tierras lastimadas por el mar Caribe.

Símbolo que también representa a una era de modernos propósitos. Así, un buen día se fue promotor de una idea universal. Un alguien se aventó a la mar, la que realmente no era serena, emprendió su detallado viaje, rastreando riquezas e imponiendo ajadas culturas.

Pasaron años, muchos, cientos, quinientos, y otro alguien quiso evocar, denunciar lo ocurrido en ese entonces. Reunió al talento y la imaginería de cuarenta ideas y surgió como testimonio de una memoria, a veces olvidada, la presencia de este momento visto por el hacer de diversos hombres, nacidos en los cuatro destinos de nuestro planeta.

El hombre al que hemos referido estas letras, arrancó de su nostalgia unas manos que con esperanzas o desesperanza se acercan gimiendo un destino no encontrado, que parece salido de antiguos libros marinos.

Estas manos que arrebatan la desesperación de pueblos sometidos por el dolor, saqueo y la incomprensión a una cultura que no tiene por qué parecerse a otras. Unas manos que representan la unidad y la solidaridad de los siglos, que son alcanzados por estos tiempos, que son abiertos al futuro de otras épocas.

Este diseñador de tierras americanas, que sigue mostrando su particular visión de los logros del hombre terrenal, y ya no tan terrenal. Un mundo cargado de perforaciones transparentes, que rememoran la historia del cinematógrafo, las cien vidas de este plasmador de tiempos, de fantasías, de sueños reales, de entretenidas imágenes que se mueven a una velocidad de repetidos y estáticos cuadros, adornando los segundos.

Este hombre, que se impregnó del deseo de mostrarnos lo que su energía alimenta en forma de lápices que se convierten en plumas, o esas plumas, que no volverán a volar porque nos recogen la historia gráfica de un tiempo que apenas comienza. Un pequeño y grande hombre; grande, porque en su interior, en su corazón, desborda grafías sin límites, las invierte, las aglutina, cambiando las intenciones y recreando el juego de las formas, de la percepción. Pequeño, porque destila pasión, porque su labor es un jugar divertido con su decir, porque corre entre nosotros dejando su amor y porque no se calla, aunque se haga daño en el alma, sigue corriendo y mostrándonos en lo que cree.

Él, deja que nos confundamos en la viva unión de un libro convertido en trompo, o simplemente un trompo que explora el enigmático interior de un libro. Dos uniones que buscan escapar de la razón y explicación de lo cotidiano, del absurdo de una visión infantil. Sigo tras la carismática personalidad del amigo de antes y de ahora.

De ese ser que nos alegra con sus ciertas humoradas, de ese que somete al chiste, cargándolo de deseos exprimidos, no reprimidos, pues este hombre, pequeño y grande a la vez, no reprime nada. Su vida es vertida en sus formatos acartelados, en sus dibujados y diseñados libros, en sus imágenes identificables, en sus formatos regidos por su ciudad, la Caracas de sus sueños y dolores. Esos formatos, que nos cuentan sus compromisos sociales y también sus jugueteos infantiles, reflejados en eternos libros o catálogos generadores de imágenes, que nos atrapan para entender a esta Latinoamérica que nos marcó, felizmente, en su identidad y en sus dulces y múltiples acentos.

Vocablos visuales de un diseñador, graficándose a sí mismo en su imagen secuenciada, desde un joven maduro hasta el maduro joven que es, el Santiago, o si les gusta, simplemente Pol.

Publicado en la revista de diseño "Lúdica". México, diciembre 1997

1 comentario:

Marcelo Inostroza dijo...

Con el tabique roto se dejo caer; en un punto impreciso en su trayecto a la derrota, pudo verse a sí mismo y no tuvo fuerzas para taparse los ojos. Como un árbol maniatado a los caprichos del leñador, se desplomó sobre el arrugado lienzo de la desidia y dejó un diente palpitando palabras inconclusas a los pies de la Esperanza, a modo de propina por tantas molestias."... Buscando un formato de letras me di con tu blog, me gustó lo que escribes y aporto algo de lo mío, como dicen por acá, ví luz y entre sin tocar la puerta...saludos