7.10.08

El Rojo

Desde el rojo límpido del cielo de esta ciudad perfecta, diseñada con letras del rocío, que auguran una brillante combinación de formas abovedadas, se recortan a lo lejos los rayos de luz, produciendo una suerte de sombras gráficas que ayudan a la imaginación desbordante de esa figura de quijote sin corcel, que cabalga por los rumbos de las tardes descoloridas del ayer.
Él retoma sus armas eternas que predicen figuras de lápices que aparecen, o más bien, brotan de la suavidad dela tierra, dejando ver sus puntiagudas extremidades de un rojo placentero.
Lápices que grafican las formas que dan vida a la cotidiana razón. Entre los árboles enrojecidos por la tinta de las plumas se escriben dibujos en las cambiantes cubiertas de los libros, trabajados por la mano hábil del ciudadano de tierras americanas, llegado a través del rizado oleaje del marino paisaje. Provocador de lluvias sobre ciudades contaminadas con la esperanza de mejores tiempos.
Agazapado en la lectura del canto de un sin fin de pájaros, me invade el desconcierto por encontrar las imágenes que justifican la visión de otros días.
Como esperaba, me remito al necesario rugir de colores, doy vuelta y retorno al espacio que me anuncia al corregido cartel, al entretenimiento de fiestas populares, a bailes escondidos en bodegas sórdidas o viajes de paisajes luminosos que apaciguan los intentos de colmar pacientes vestigios de culturas olvidadas.
Me gustaría, siempre, recordar con esos gráficos inventos, puertas abiertas a lo esperado, puertas pintadas de colores suaves o fuertemente rojos, que armonicen con los latidos del corazón asustado.
Ese corazón con forma de puño cerrado y latir de vidas en ronroneantes motores de matices enrojecidos.
Pensar en rojo es quizá, una obligación. El rojo está, ahí, con nosotros, casi para siempre. Podríamos pensar, si la sangre cambiara de color, que extraños sortilegios encontrados resultarían de esa transformación. No me imagino un azulado crepúsculo, ni tan siquiera,teñidos de violetas los tejados coloniales de esta ciudad de tiempos remotos . Aún más increíble, representar a la pasión desmedida, con el suave y plateado color de la luna. Así, el fuego se mostraría cuidadosamente pálido si se vistiera con el sabor de la canela y no con el de la fresa robusta.
Rojo es, también, el placer de respirar la temprana mañana o contemplar el veloz pájaro confundido en sus plumas por el ropaje del fuego.
En la distancia se prolonga en olas el mar erizado de colores y salpicando a la endurecida roca, se esfuerza por respirar a cada golpe de agua.
La flor sin color se extasía en doblar sus pétalos de suavidad reducida, pistilos como antenas que observan y buscan ser de nuevo esplendor de rojas texturas. Es que, la flor nos vuelve a mirar con su olor de rosas rojas, murmurando un destino de líneas delgadas y de ojos saltones de jubilosa paciencia.
Por eso pido, al rojo grito de la gráfica con su suavidad acartonada, que nunca se separe de aquí, te necesitamos por encima de los tiempos.
Veo volar esa nube que ya no es blanca ni gris. Ella necesita ser de rojo salteado, por eso el fuego se rellena con el color del río, que colman sus riveras con los peces de mi ensoñación.
Me deshago, uno tras otro de los frágiles papeles que limpiarán el sudor de la esperanza. Como atraídos por fantásticas almas aparecen cientos de animales de aspecto felino, se contorsionan en múltiples posiciones, quedan para el recuerdo de expuestas memorias.
Sigue cayendo la lluvia sobre esta ciudad desvencijada por el color de otras épocas. Se sienten sobre la piel como agujas de reloj que marcan el tiempo que queda para hacerlas callar. Son líneas recortadas en angulado coloridos, llenando el valle del lienzo que nos prepara para el recuerdo y el deseo.
Recurro al dulce movimiento de cabeza para plasmar cual obra imperecedera el formato de rectángulos de cinco mil colores, encuadrados por texturas que declinan hacia la vital negación.
El rojo se acomoda, y le da vida, color y sabor a ese trozo de fruto que se esconde bajo enredadas hojas. Ese rojo de fresco sentir que acumula litros de agua teñidas con la sangre de la tierra para así aparecer graficada sobre telas endurecidas, en lienzos de sandías, lastimadas por el filoso cuchillo.
Resurge el encanto de notas agudas que se deslizan por entre el viento y las nubes que atrapa la música de lejanos parajes y que nos arrastra hacia coloridos escenarios. Flautista de millares de años, de brazos doblados por el peso del sonido, de brazos alargados para acariciar el instrumento constructor de ruidos de amarillento aspecto.
Transportado a épocas remotas, siento el gusto por estos paisajes primitivos que se transforman en ironías de la visión, en recuadros adormilados por el tiempo, enfurecidos por la mano del rojo personaje que alimenta nuestra admiración.
El sol se petrifica, endurece y se quema por el rojo esplendor de estas manos que moldean al barro adolorido, dejándolo enroscarse en su mancillada base por coloreados matices.
Gráficos ensueños, papeles, páginas que simulan ejércitos de signos tipográficos en perpetua batalla con espaciados blancos. Frentes de cubiertas que se adornan, acicalan y peinan para ayudar al lector furtivo, que asustado, deja caer el grueso libro de alturas eternas.
No hay dudas, el rojo significa fundamento del espíritu, razón de lo encontrado, cotidianidad olvidada entre las hojas de tu cuaderno de apuntes, lleno de dibujos esperados, abocetados con la tinta roja de tu pincel.
Roja es la ira y rojo es el arrebato infantil de este hombre adulto que da emoción a su arte, a los ropajes que recubren a ese cuerpo rosado.
En fin, Rojo es ese señor que nos reúne, nos hace comentar sobre futuros actuales, sobre esperanzas gráficas arrebatadas a su tiempo.
Nos hace contemplar la mañana fría de esta tierras, acomodadas en cinco colinas, como acaloradas noches de un verano porteño. Nos muestra ese afán tremendo por sentir los efectos provocadores de la modestia, única e infinita. Así, para siempre, el Rojo nos ha ganado para ser mejores.

Palabras para el Homenaje a Vicente Rojo en el Segundo Foro Estudiantil de Diseño Gráfico de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad veracruzana.
Xalapa, Ver. 15 y 16 de noviembre de 1996


2 comentarios:

Anónimo dijo...

master Ñiko:

la verdad es un verdadero placer haberlo conocido y ver todos sus diseño en La Bienal de csrtel. Me hubiera gustado platicar con usted y conocer sus opiniones. pero pues puedo dejarle algun comentario.
me encantaria que visitara tambien mi blog, en el cual publico mi propia historia de ciencia ficcion:

http://mundosintiempo.blogspot.com/

me gustaria saber sus pensamientos y estar en contacto con usted.

con admiracion y respeto:

Pyrus (asi me dicen jejeje)

Nat.tan dijo...

Hola señor!

buenas tenga usted,me han dejado hacer una entrevista a algún diseñador o artista del que sea fan!

x ello escribo, quisiera tener el honor de poder hacert una entrevista que opinas?