2.9.08

También es libro el objeto-libro

El Diseño Editorial es una manifestación del Diseño Gráfico de una elevada complejidad, reune mucha información para su total conocimiento. Desde la aparición del libro, tal como lo conocemos ahora y que se lo debemos al notable impresor Gutenberg, a mediados del siglo XV en la Alemania medieval, creador del primer sistema de impresión cuyo valor radica en la posibilidad de reproducir, de multiplicar masivamente cualquier texto. El libro hasta nuestros días se ha mantenido en lo formal de igual modo. Sus avances han sido en lo referente a la tecnología de impresión y de diseño, pero en su formato y paginado siguen inalterables.

El concepto de libro, según la UNESCO, está dado porque tenga más de 48 páginas y para los especialistas de la investigación, literatos, etc., debe estar inundado de textos, que guarden una serie de leyes de la composición estilística, de contenido y formal, en fin, que se pueda leer a través de una consecución de palabras, etc. Para muchos, sobre todo los investigadores y especialistas de la lengua, no pueden entender que un libro vaya más allá de su comprensión sin la presencia de los signos letras, sin permitirse otra posibilidad de "lectura" dada por la comunicación visual de imágenes referenciales, que tengan y contengan, también, otras interpretaciones, dando como resultado una amplitud en la capacidad de imaginar y de ser mucho más creativos y situando a la comunicación humana en un nivel más amplio desde el punto de vista de la inteligencia.

Así, con un procedimiento experimental, el diseñador ha necesitado recurrir a un mayor campo creativo, fabricando el llamado "libro-objeto, que ha servido de material expresivo a numerosos artistas plásticos y diseñadores gráficos.

El libro-objeto es todo un arte, sus variables expresivas y sobre todo formales van hasta el límite de la imaginación creadora, sin olvidar su capacidad para recrear con sentido del humor en el estudio en el estudio y reinterpretación de otro concepto con ese otro producto que será un objeto libro.

Es muy difícil que un objeto-libro no cause, aunque sea, simplemente, una ligera sonrisa. Tomando, como basamento, estas experiencias, pretendimos, por esa necesidad que tenemos los humanos, sobre todo cuando quieres buscar otras alternativas u otras respuestas al problema de cómo cambiar lo establecido, de cómo ser diferentes, no tanto en lo novedoso, puesto este concepto está dado a partir de algo que no existe, de algo totalmente diferente, sin antecedentes a priori, encontrando un nuevo criterio de libro experimental, partiendo de objeto real, donde el concepto del objeto fuera lo suficientemente amplio, como para que no se limitara en el proceso de selección, creativo y de significación formal. El problema se enfrentó a partir de un método de anotación de diversos objetos de uso cotidiano. Los objetos podían ir desde un refrigerador hasta una hamburguesa, pasando por un disquet de computadora, una bolsa de mercado una linterna y hasta un tamal. Se visualizó, de forma imaginativa el interior del objeto percibido, a la manera de delgadas láminas, que remedaban a las páginas de un libro. Imaginar el frente y el respaldo en un corte transversal de arriba abajo, por supuesto que no era una tarea de fácil solución. La creencia es que cualquier objeto tiene la posibilidad de convertirse, de esta manera, en un libro, pero esto puede ser un fracaso si tomamos, por ejemplo, una caja vacía, que al cortar sus láminas o páginas no encontramos elementos formales que ayuden a graficar el resultado. Quiero aclarar, que lo más importante de este ejercicio creativo y experimental es su capacidad de imaginación, el objeto no puede ni debe ser rebanado, para fijarse en como es su construcción, hay que suponer lo que contiene cada corte, dejarlo a la imaginación e interpretación individual. Cada página es el resultado de un proceso, eminentemente perceptual, para nada real, aunque debe estar cerca de ésta, y por lo tanto del contenido del objeto seleccionado. El libro debe constituirse en el objeto como formato, que se identifique como libro, que tenga la posibilidad de hojearse, de leerse en el entendido de aún no teniendo letras que formen un consecución de palabras, de interpretarlo, en fin, que sea capaz de comunicar resultados gráficos con un lenguaje de fácil información visual.

El objeto-libro, al igual que el libro tradicional, debe tener su cubierta y contracubierta, que no son más que el frente y el respaldo del objeto que será identificado. Por eso seleccionamos, por ejemplo un objeto-hamburguesa, donde su cubierta será la parte superior del pan con sus semillas de ajonjolí, su color característico y hasta tener la capacidad de visualizar su "olor". La contracubierta será el reverso del pan. Las páginas son los ingredientes que conforman el
producto objeto-libro-hamburguesa (la mostaza, mayonesa, tomate, cebolla, carne, queso y lechuga). Otro aspecto importante es su encuadernación, que ayuda a visualizar el lomo del libro, pero también a darle un cuerpo, o volumen al objeto seleccionado, puesto que debe ser objeto, pero también libro, debe ser capaz de abrirse, de encontrar, de identificar, de manera inmediata, al objeto, que formalmente servirá de solución y respuesta al problema que se ha planteado como libro experimental. El objeto-libro, como diseño empírico, es ante todo un producto de la imaginación, es de un alto nivel de creatividad gráfica, es el enfrentamiento con la tradición, y lo convencional, es la otra visión del Diseño Gráfico Editorial.

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