28.3.08

Algo de la Retórica Visual y el Diseño Gráfico

Todos sabemos, y lo vemos, el cúmulo de información visual y de otros géneros que participan en la cultura individual de cualquier receptor contemporáneo. Incluso en lugares un tanto asépticos visualmente llegan revistas; un amigo que nos describe lo que vio; un filme que penetra nuestros sentidos, etc.

La participación activa del Diseño Gráfico, sus amplias posibilidades formales, nos obligan a la búsqueda incesante de cambios y recursos expresivos, además de la toma de los estilos artísticos para poderlos ubicar en un contexto más acorde.

Es cierto, que los recursos formales son cada vez más amplios, o incluso la muy sofisticada tecnología de la impresión enriquece el panorama visual, ayudando a su digestión y asimilación.

Por otra parte, el diseñador gráfico requiere de estímulos teóricos, que hagan más comprensible la explicación conceptual de cada uno de los aspectos desarrollados en su actividad gráfica. Esta actividad gráfica debe de estar comparada con el lenguaje explícito y agudo, con la lectura ágil y amena de signos visuales casi auditivos.

¿Qué queremos decir con signos visuales que pueden ser plasmados bidimensionalmente, pero toman una corporeidad espacial en cuanto a sonido? Por una parte, debemos ser capaces de describir el problema de manera que los “ruidos” se conviertan en sonidos musicales, no planos, puros planos, que aburren al receptor y no interesan como producto de una comunicación espacial y por tanto, visual.

Por otro lado, la cara más descriptiva del asunto se desarrolla como una música de características múltiples, apoyada por la comunicación visual.

Cuando en un diseño gráfico utilizamos solo la forma como descripción del problema, y no como espacio cargado de connotaciones intelectuales y creativas que ayuden a la comprensión y embellecimiento del entorno visual o cuando con muchos recursos formales, intentamos adornar el mensaje destinado a un receptor agotado de la multiplicidad de esos “sonidos” visuales, se produce una fuerza contraria a la línea intuitiva de comprensión y asimilación funcional de cualquier individualidad.

Asimilar es fácil a partir de todos los recursos que la vida moderna nos da, pero el simple hecho de que los mensajes con carga positiva nos invadan y dominen, no completa la transmisión de información, puesto que se hace importante que dicha carga sea también con signos negativos, trasladándose en el torrente del conocimiento, como flujo del entendimiento de cada uno de nosotros, a pesar de los niveles culturales y educacionales que poseamos. La forma es la materia prima del diseño, la tomamos con nuestras manos, con nuestros sentidos; la percibimos como alimento indispensable en la vida visual. Pero si a esa materia no se le añade un aglutinante que permita amasarse con el pan que nos comemos todos los días, no hay un proceso de alimentación gradual del intelecto, y por consiguiente se produce un agotamiento de la percepción en su más alta escala.

Cualquier proceso de diseño tiene ese menú-forma y menú-contenido, se siente, se oye, es el ruido al que hacemos referencia. Cualquier forma debe decir a manera de un diálogo con sonido directo. Las formas no pueden pasarnos por delante sin que se escuchen en los oídos de los receptores y en los nuestros, que diseñamos esos sonidos para enriquecer la vida visual de nuestros contemporáneos y preparar a los futuros receptores.

Todos sabemos que existe una cuantiosa carga de recursos que alimentan las necesidades de percibir hermosamente, y nunca son pocas las capacidades expresivas que el hombre tiene para ayudar a la comprensión activa de cuantas maneras de hacerse le inyecten en sus retinas y laceren la corteza cerebral para completar los resultados forma-contenido.

El diseñador moderno ha navegado por la multiplicidad de estímulos que rodean la vida moderna, pero no solo eso, sino que también ha creado un mundo cargado positivamente de signos, que ayudan a la comunicación de nuestro entendimiento, rompiendo barreras idiomáticas, creando así un lenguaje universal, como lo es el lenguaje gráfico. También ha recurrido a esquemas, que son parte del lenguaje hablado para explicar sus formas de estímulos.

El lenguaje gráfico es un lenguaje como decíamos, de sonidos, de sonidos visuales que están en cada una de las propuestas de diseño. Se mueven onduladamente a través de las retinas, cruzan limpiamente las fronteras del entendimiento, y se comprimen quedándose como alimento de la cultura visual.

Armado con todos estos elementos de apoyo formal, el diseñador salta a explicar su razón teórica, a partir de disciplinas del lenguaje, en particular la llamada Retórica. La Retórica es el arte de la conversación, muy utilizada en la Grecia antigua, y a lo largo del desarrollo verbal de las siguientes generaciones de todo el mundo.

El dominio de la retórica es el dominio del combate verbal. En el diseño gráfico todo se centra en el combate visual entre las fuerzas de la comunicación, de la comprensión de los signos del lenguaje textual, y en el formal de la imagen; en la lectura del texto acorde con la imagen, con la solución de cualquier problema.

La Retórica resume el número de medios persuasivos, el Diseño Gráfico se acompaña de este fenómeno como indispensable solución de las propuestas educativas. El diseñador es en su esencia persuasivo. Por eso proponemos imágenes sencillas, fáciles de percibir. Las adornamos para hacerlas más hermosas, para que atrapen al incrédulo receptor.

Le suministramos formas ligeras de digerir; las asimilamos a gusto y los llevamos al mundo de las ideas con naturalidad y confianza. Le vendemos un producto cultural o comercial, político o social, con pasión y decisión.

El hombre, aparentemente se persuade de las formas ofrecidas porque las toma y las hace suyas. Comenzamos así a describir un resultado que se aparta de la Retórica puramente verbal y caemos en lo que llamaremos Retórica Visual.

En las clases de diseño gráfico hablamos, en numerosas ocasiones, sobretodo en la de Cartel, de la importancia del estudio y aplicación de la Retórica Visual y de su similitud con la retórica Verbal. La finalidad de la Visual consiste en el uso apropiado y provechoso de las palabras e imágenes para llevar a otras personas determinadas actitudes e influir en sus acciones. La Retórica es el arte de la persuasión y por lo tanto, es un fundamento en el propósito de cualquier cartel. También consiste en el uso apropiado y provechoso de las palabras para llevar a otras personas determinadas actitudes, para influir en sus acciones.

Creemos que cualquier propuesta que asuma estas características estará dada por la capacidad de asimilación de las imágenes textuales o figurativas, brindándose con ello, una amplia gama de posibilidades para la elección de formas que están llenas de una buena carga de ideas.

En estos ejemplos que tomamos para aclarar lo que comentamos y facilitar su comprensión se da un resumen de la combinación entre los dos tipos de Retórica y de la sustitución y utilización de la Visual que es la que más nos interesa aclarar. “El Gran Golpe” es un cartel para la película norteamericana dirigida por Sydney Lumet, de 1973.
Este filme es sobre espionaje; se incluyen en el espacio compositivo dos figuras que representan de manera simbólica la acción de la observación y el escuchar como razón del contenido temático de la referida película. Las imágenes se trastocan en palabras y se produce un acomodar de los conceptos que se refieren a los contenidos expresados en la gráfica, de manera simple. En este caso el diseñador utiliza recursos que serán convertidos en interpretaciones audiovisuales, los acomoda, los mezcla de manera pausada; suave forma visual que se desarrolla como murmullo en el entendido que casi escuchamos a la imagen lo que representa.. El receptor se siente atrapado por la magnifica forma que domina al formato ayudando a que la entendamos fácilmente. La Retórica Visual se acomoda para mostrar un producto que se comporta como parlante imagen en un proceso claro donde lo creativo esta soportado por la idea de convencer.

El receptor asimila lo que nos proponemos, participa entendiendo sin darse cuenta de la actividad que genera la Retórica Visual. Lo importante es que ve más de lo que esta plasmado. Se siente atraído por las sensaciones que controlan a la imagen central, intenta encontrar una amplísima gama de propósitos, entones ya participa de la Idea central que acompaña a este cartel.

En la Retórica Visual la gente está, de cierta manera, obligada a hacer algo. Siempre se establece una comparación visual-verbal. Dicha relación debe ser tan armónica, como la que se establece entre lo intelectual del entendimiento y la parte estético-formal. Se puede intensificar, claro que para la mejor adaptación de la percepción con el objeto estudiado, en este caso el cartel, pero no se debe prescindir de ninguna de las dos parte que estudiamos, Retórica Visual y la Retórica Verbal.

"El triangulito", otro cartel que se encamina por el mismo sendero, donde las figuras se acercan aún más a la relación de estos dos tipos de Retórica. La palabra formada por el titulo y la imagen que trastoca el concepto por la figuración completada por un corazón que sustituye el triángulo amoroso y el triángulo femenino, por lo que nos encontramos ante una figura retórica de sustitución. La solución signo-forma y la del signo-texto se complementan. La solución signo-contenido con la del signo intención se contraponen, mostrándonos otra cara en la que el diseñador juega con los elementos sexuales de la mujer.

La Retórica Verbal se relaciona incondicionalmente a la Visual, recurriendo para su mejor y más clara comprensión a la innegable interacción de los signos visuales y verbales que acomode el creador en cualquier propuesta semántica del problema gráfico a tratar.

La Retórica está conformada por diversas figuras que aportan al lenguaje visual y ordenan la relación que se establece en el espacio compositivo diseñado. Un buen diseño es un muestrario de figuras retóricas; nos permite desarrollar toda una escala de intenciones precisas, de ideas claras que sintetizan la comunicación entre todos los componentes del diseño, aligerando la información y permitiendo un gusto por los recursos expresivos aplicados en su graficación. Son finalmente, aspectos del lenguaje verbal que se convierten en lenguaje visual, como resultados semánticos entre la forma y su contenido, entre lo que vemos, y qué quiere decir lo que vemos; entre la idea y la manera de plasmarla; entre lo concreto-material y lo concreto-intelectual; entre lo que oímos y lo que vemos.

Por consiguiente, este es un recurso más para adentrarnos en el difícil campo de encontrar las ideas y hacer mucho más importante el producto gráfico que diseñamos y así crear un interés mayor, directo hacia la comunicación visual del mensaje expresado.

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