17.10.07



Cómo empezar, aceptando que he vivido como gráfico de noche y de día. Que por los bordes de mis venas corre líquido color. Que de mis pulmones se escapa el aliento de una nube llena de líneas quebradas y rectas. Que mis brazos y manos tienen las formas de letras que arrancan admiración por su calidad tipográfica. Y pensar, cómo puedo hacer diseño frente al espejo de olores a tintas, a recuadros que insinúan al formato las ideas que nos hacen entender que nunca estaremos solos. No sé si deba entrar, o tal vez abrir puertas de una historia de formas, colores e ideas, o sentir la vida en cada formato. Pensar si puedo descubrir al hombreen lo hermoso de su función.

Regodearse es un pecado que altera el pensamiento. Diseñar es regodearse, es creer en lo que uno no puede hacer.

Así, adormilado entre medidas, en lo alto del cielo impreso de estrelladas grafías, medito y miro hacia el corazón de flores violetas, las que acomodan su diseño en el perfil dibujado de un jarrón azul, manchado de puntos y lágrimas.

Este, mi corazón, cabalga en la llanura de la creación, apresurado con las formas del cartel de antaño, con el pequeño libro que exploró lejanas tierras y dejó de ilustrar los muchos colores suavizados por la tinta de orientales parajes.

Identidad encontrada por la mano suave del diseño, demostrada y quedada en el recuerdo de sus imágenes. Experiencia que manifiesta el juego de la pluma de un oscuro pájaro volador, de la pluma tecnificada y necesaria de estos tiempos. Marca que rompe la pupila atronadora, multiplica los ecos de titulares magnificados de un periódico escrito con letras de modernas intenciones.

He sufrido el gusto del diseño por décadas de esperanzas. He pensado que la suerte me ha acompañado y guiado hacia el placer que conforma a la gráfica vivencia. No espero más que vivir la otra vida, reencarnado en alguna letra furtiva, quizá una futura A, o tal vez de creación románica, diseñada con el punzón de la alegría.

Sé que soy feliz, la vida me donó el alboroto por el gráfico diseño, además de la dulce compañía que resume mis esfuerzos en el tiempo; ella compañera de compromisos de estos días, y espero que ya de siempre.

Palabras en el catálogo de la 4ta. Bienal Internacional del Cartel México - 1996

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Entender las razones que alientan a un creador es un privilegio. Si ese creador tiene en sus espaldas décadas de inspiración y resultados; si, además, la generosidad de su intelecto y de su pasión lo hacen formador o maestro de otros creadores en ciernes, además de un privilegio, es una dádiva infrecuente. Gracias, Ñiko, por este blo y por toda tu obra.

Anónimo dijo...

Entender las razones que alientan a un creador es un privilegio. Si ese creador tiene en sus espaldas décadas de inspiración y resultados; si, además, la generosidad de su intelecto y de su pasión lo hacen formador o maestro de otros creadores en ciernes, además de un privilegio, es una dádiva infrecuente. Graicas, Ñiko, por este blog y por toda tu obra